Porque la Navidad en Alicante no es un eslogan municipal ni un evento turístico. Es una experiencia colectiva, un paréntesis luminoso en medio del ajetreo cotidiano, un recordatorio de que todavía hay espacio para la ilusión compartida.
El momento del clic
Cuando el alcalde Luis Barcala y las Belleas del Foc —la adulta y la infantil— presionaron el botón, sucedió algo extraordinario: 2,6 millones de luces led se encendieron al unísono. Un árbol de 18 metros se iluminó como un faro de esperanza en plena avenida. Y la ciudad, toda ella, exhaló un suspiro colectivo de asombro.
No se trata solo de cifras, aunque estas sean impresionantes: 130 emplazamientos, 557 arcos luminosos, 546 motivos sobre farolas, 1.800 metros de guirnaldas, 29 carteles de felices fiestas. Se trata de lo que representan esas luces: la voluntad de una ciudad de celebrarse a sí misma, de ofrecer a sus vecinos y visitantes un motivo para detenerse, mirar hacia arriba y sonreír.
Este año, la apuesta ha sido ambiciosa. Se ha duplicado el presupuesto, se han renovado elementos, se han diseñado arcos exclusivos para las calles alicantinas —como los de Alfonso el Sabio— y se ha extendido la iluminación a más rincones. Todo bajo un lema que no podía ser más acertado: "Alicante, vive una Navidad gigante".
Más allá del espectáculo: el sentido de la Navidad alicantina
Pero la Navidad en Alicante no se agota en su despliegue lumínico. Es apenas el prólogo de un programa extenso que habla de una ciudad que sabe lo que significa celebrar: más de 60 actividades programadas hasta enero, diseñadas para todos los públicos y edades.
El domingo siguiente al encendido, la Plaza del Ayuntamiento acogerá la inauguración del Belén monumental, una tradición que conecta a los alicantinos con el relato más antiguo de la Navidad. Habrá una casita de San Nicolás en la Plaza de Séneca, un campamento de las Carteras Reales para los más pequeños, y un árbol de 13 metros en el Parque de Canalejas que competirá en majestuosidad con el de la avenida de la Constitución.
La Feria de Navidad abrirá sus puertas del 28 de noviembre al 18 de enero, mientras que la feria infantil en Plaza Séneca funcionará del 30 de noviembre al 7 de enero. Y como novedad, la Plaza de Toros se transformará en escenario de 'Tardeos Navideños', con música en directo, DJ y animación, porque la Navidad también es fiesta, alegría y encuentro.
Una ciudad que se regala a sí misma
Lo verdaderamente gigante de esta Navidad no son las cifras ni los metros de altura de sus árboles. Es la capacidad de Alicante para regalarse a sí misma un tiempo de pausa, de celebración, de comunidad. Es ver a 4.000 personas reunidas bajo las mismas luces, compartiendo el mismo asombro, sin importar de qué barrio vengan o qué idioma hablen.
La iluminación, con su predominante tono champagne en la zona centro, las seis grandes figuras de adorno con motivos navideños y los 214.600 watios de potencia lumínica repartidos entre el centro, la playa y los barrios, es el lienzo. Pero el cuadro lo pintan los alicantinos cada noche, cada paseo, cada mirada de un niño hacia las luces, cada abrazo bajo los arcos luminosos de Alfonso el Sabio.
Porque al final, la Navidad es esto: luz en medio de la oscuridad, calor en pleno invierno, y la certeza de que, al menos por unas semanas, podemos permitirnos el lujo de creer que el mundo puede ser un lugar más brillante.
Alicante ya lo ha hecho. Ha encendido sus calles. Ahora solo queda vivirlo.
Datos prácticos:
Encendido: 21 de noviembre de 2025
Iluminación: 2,6 millones de luces led en 130 emplazamientos
Árbol principal: 18 metros de altura en Av. de la Constitución
Actividades: Más de 60 hasta enero de 2026
Feria de Navidad: 28 de noviembre - 18 de enero
Belén monumental: Plaza del Ayuntamiento (inauguración 23 de noviembre)