29SEP25 – MADRID.- Con casi medio millón de habitantes, la ciudad de Murcia es hoy la séptima más poblada de España, pero no es tan visitada como otras ciudades de su entorno… Merece una escapada porque tiene mucho que ofrecer.
A pesar de que las crónicas comienzan el relato de la historia de la ciudad con la frase: ”De orígenes inciertos…”, hay constancia de que Murcia fue fundada en el año 825 por orden del emir de Al-Ándalus Abderramán II sobre un asentamiento de origen romano. Un acontecimiento que no se pone en duda en la escenificación que se celebra anualmente en la plaza del Cardenal Belluga, frente a la Catedral, durante su emblemática Fiesta de Moros y Cristianos. De hecho, existe un monumento a Abderramán II en la plaza de la Cruz Roja… porque, probablemente no existe ciudad española en la que moros y cristianos se entiendan mejor que en esta ciudad.
El evento ‘Fiesta de Moros y Cristianos’ de Murcia capital forma parte de la Asociación de Fiestas y Recreaciones Históricas, y está catalogado (desde 2025) como Fiesta de Interés Internacional, distinción de carácter honorífico que concede el Gobierno de España a las fiestas que suponen manifestaciones de valores culturales y de tradición popular.
Espectacular desfile
El acontecimiento fiestero consiste, principalmente, en el desfile que tiene lugar en el atardecer del segundo sábado de septiembre, en el que durante cuatro horas desfilan por la Gran Vía las diversas agrupaciones que representan a las kábilas (bando moro) y a las mesnadas (compañías que representan al bando cristiano) luciendo extraordinarios atuendos repletos de sorpresiva creatividad y portando lujosos estandartes, lanzas, escudos, espadas y alfanjes. También el fuego hace su aparición en forma pirotécnica. Cientos de músicos formando bandas acompañan a la comitiva festera que va interpretando músicas que van desde las marchas mora y la cristiana, pasodobles y atrevidas versiones de bandas sonoras de películas.
Durante los días que dura la fiesta, hay muchos otros actos destacados, como pasacalles, charangas, comidas concursos de todo tipo, homenajes a personajes históricos... y otros, muy concurridos: la ofrenda de flores y presentación de los niños nacidos el año anterior a la Virgen de Arrixaga; y el alarde de arcabucería, con traca de pólvora.
Cada día, al caer la noche, moros y cristianos se juntan en el Campamento Medieval, donde cada kábila y mesnada tiene su propio espacio, su propia cocina, y sus propios gin-tonics…
Qué merece la pena visitar
Ante todo, hay que decir que la ciudad de Murcia es una localidad con un clima envidiable que se asienta junto al río Segura, con históricas calles que han conservado los nombres de los gremios que las ocupaban (Platería, Trapería y Vidrieros). Su origen está ligado a la fértil huerta del río donde, a sus orillas, se pueden encontrar los restos arquitectónicos de la Almunia Real, la segunda residencia de los reyes árabes.
La plaza del Cardenal Belluga concentra dos de las joyas arquitectónicas de Murcia capital, el Palacio Episcopal del siglo XVIII, de fachada rococó y patio churrigueresco, y la Catedral, un sobresaliente templo que combina el estilo gótico con el renacentista y el barroco. Construida a lo largo del siglo XV, destaca por su campanario, de 93 metros de altura y segundo más alto de España. En su interior destacan la capilla de los Vélez y el sepulcro de Alfonso X El Sabio.
De los muchos puentes que atraviesan el río Segura a su paso por la ciudad, destacan dos: el Puente Viejo (o Puente de los Peligros) y el Puente Nuevo (o Puente de Hierro). El Puente Viejo es el más antiguo de la ciudad (1742), está construido con piedra y se caracteriza por el templete de la Virgen de los Peligros. Todos los domingos del año junto a este puente, en el paseo del Malecón se instala un peculiar ‘rastro’, donde se exponen todo tipo de cosas y objetos de segunda mano y algunas antigüedades.
Mucho más recientes son algunos de los edificios decimonónicos más relevantes de la ciudad, como el Ayuntamiento, el Teatro Romea y el Casino, este último con fachada neoclásica y bello patio interior de influencia árabe.
Algunos de los rincones más pintorescos de la capital murciana son las barriadas de San Pedro y Santa Catalina y los alrededores de la plaza de las Flores.
Entre sus museos, destaca el Museo Salzillo, dedicado a este escultor de estilo barroco y uno de los mejores autores de la escultura española del XVIII; y el Museo de Bellas Artes, que custodia colecciones de pinturas que van desde el Renacimiento hasta el Romanticismo, con importantes obras de artistas españoles, como Zurbarán, Ribera, Murillo o Julio Romero de Torres.
A las afueras de la capital, en los montes de la Cordillera Sur, se encuentra el Santuario de la Fuensanta, un popular templo romero entre los murcianos desde el que se obtiene una de las mejores vistas sobre la ciudad y la vega murciana.
Más información:
www.turismodemurcia.es y www.morosycristianosmurcia.org