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La recuperación de las variedades tradicionales valencianas: un tesoro agrícola que renace

COMUNIDAD VALENCIANA

Por Gabriel L. Goold – Desde Alicante

Miércoles 17 de septiembre de 2025

17SEP25 – ALICANTE.- La huerta valenciana vive un momento crucial en su historia milenaria. Mientras la presión urbanística amenaza sus límites y los cultivos industriales dominan el mercado, una iniciativa silenciosa pero revolucionaria busca devolver a este espacio único su diversidad perdida. El proyecto de recuperación de variedades tradicionales que impulsa el Consell Agrari de Valencia no es solo una apuesta por la nostalgia, sino una estrategia científica y económica que podría redefinir el futuro de la agricultura mediterránea.



El Banco de Germoplasma: un arca de Noé vegetal

En el corazón de la Universitat Politècnica de València se encuentra uno de los tesoros más valiosos del patrimonio agrícola mundial: el Banco de Germoplasma del Instituto de Conservación y Mejora de la Agrodiversidad Valenciana (COMAV). Esta instalación alberga cerca de 15.000 entradas de aproximadamente 200 especies de cultivos hortícolas, convirtiendo a Valencia en un referente internacional de conservación genética.

La magnitud de este repositorio se hace evidente cuando se analizan las cifras: entre las familias con mayor número de muestras conservadas se encuentran las solanáceas y las cucurbitáceas, con más de 7.000 y 3.000 entradas respectivamente. Pero es en el tomate donde este banco alcanza su máxima expresión, con 3.700 accesiones que lo convierten en el segundo centro mundial en diversidad tomatera, solo superado por California.

Las semillas se conservan en condiciones de baja temperatura y humedad controlada, un proceso meticuloso que asegura su longevidad a largo plazo. Para garantizar la supervivencia ante posibles siniestros, las colecciones están duplicadas en otros bancos de germoplasma, creando una red de seguridad que protege décadas de trabajo científico.

Más allá de la conservación: la práctica del cultivo tradicional

La conservación de semillas es solo el primer paso de un proceso mucho más complejo. Como señala José Gosálbez, concejal de Agricultura, "no basta con conservar semillas en bancos como este, hay que enseñar a cultivarlas y a cuidarlas". Esta reflexión apunta al corazón del desafío: recuperar no solo las variedades, sino también los conocimientos tradicionales asociados a su cultivo.

Las variedades tradicionales requieren técnicas específicas que han sido transmitidas de generación en generación. Su cultivo no se limita a plantar y regar, sino que implica un conocimiento profundo sobre:

Selección y preparación del terreno

Las variedades autóctonas se han adaptado durante siglos a las condiciones específicas del suelo valenciano. Su cultivo exitoso requiere entender las particularidades de cada parcela, desde la composición del suelo hasta los microclimas locales. Los agricultores tradicionales desarrollaron técnicas de preparación del terreno que maximizaban el rendimiento de cada variedad específica.

Sistemas de riego tradicionales

La huerta valenciana se caracteriza por su milenario sistema de acequias, un sistema de canales de riego que se despliega desde el río Turia. Cada variedad tradicional se ha adaptado a patrones específicos de riego, algunos requiriendo inundaciones periódicas, otros riegos por goteo natural. El conocimiento de estos patrones es fundamental para el éxito del cultivo.

Calendario agrícola adaptado

Las variedades tradicionales siguen ritmos estacionales precisos que pueden diferir significativamente de los cultivos comerciales modernos. La siembra, el trasplante, la poda y la recolección deben ajustarse a calendarios específicos que maximizan la expresión genética de cada variedad.

Técnicas de selección de semillas

Los agricultores tradicionales desarrollaron métodos sofisticados para seleccionar las mejores plantas madre, identificar las semillas más viables y mantener la pureza genética de las variedades. Estas técnicas, aparentemente simples, encierran décadas de observación y experiencia práctica.

Variedades emblemáticas de la huerta valenciana

El patrimonio genético valenciano incluye tesoros únicos que han definido la identidad gastronómica de la región. El cacahuete se cultivó por primera vez en Europa en la huerta de Valencia, siendo una planta americana que encontró en estas tierras su primera aclimatación europea. Durante 150 años fue un alimento emblemático, aunque en la década de los 70 cayó rápidamente la producción local.

A los cultivos clásicos que ya se cultivaban en época romana, cereales, viña, olivos, se añaden el arroz y la chufa como más característicos de las zonas más húmedas, hortalizas nuevas en al-Ándalus como la berenjena y la alcachofa. Esta diversificación progresiva ha creado un mosaico genético único en el Mediterráneo.

Las variedades tradicionales de tomate valenciano representan un caso paradigmático. Cada una se ha especializado en usos específicos: desde los tomates de colgar, perfectos para conservar durante el invierno, hasta las variedades de ensalada con sabores únicos que han desaparecido de los mercados comerciales.

El desafío de la rentabilidad económica

La recuperación de variedades tradicionales enfrenta el desafío fundamental de la viabilidad económica. Como señala Gosálbez, "el objetivo último de cualquier actividad económica o laboral es que sea rentable". Esta premisa no es contradictoria con la conservación genética, sino que plantea la necesidad de encontrar nuevos modelos de comercialización.

Las variedades tradicionales ofrecen ventajas competitivas únicas:

Resistencia natural a plagas y enfermedades

Siglos de selección natural han dotado a estas variedades de resistencias específicas a plagas locales. Junto con nuevas técnicas agrícolas, permiten obtener cultivos más resistentes al cambio climático, plagas y enfermedades. Esta resistencia reduce significativamente los costes de producción al minimizar el uso de fitosanitarios.

Adaptación al cambio climático

Las variedades tradicionales valencianas han evolucionado para adaptarse a las condiciones climáticas mediterráneas. Su tolerancia a la sequía, a las temperaturas extremas y a la variabilidad climática las convierte en una herramienta valiosa frente al cambio climático.

Valor gastronómico diferenciado

Los consumidores modernos buscan cada vez más productos auténticos con historia. Las variedades tradicionales ofrecen sabores únicos, texturas distintivas y propiedades nutricionales específicas que pueden conquistar mercados de alto valor añadido.

Sostenibilidad ambiental

El cultivo de variedades tradicionales promueve la biodiversidad agrícola, reduce la dependencia de insumos externos y mantiene los ecosistemas agrícolas en equilibrio. Estos valores añadidos son cada vez más valorados por consumidores conscientes.

Técnicas modernas al servicio de la tradición

La recuperación de variedades tradicionales no implica renunciar a los avances científicos modernos. Mediante sencillas técnicas de mejora basadas en cruzamientos, por ejemplo el método del retrocruzamiento, es posible mantener la integridad genética de nuestras variedades solventando las carencias graves que puedan presentar.

Este enfoque, conocido como "restauración varietal", permite:

Mejora de características específicas

Sin alterar la esencia genética de la variedad, es posible mejorar aspectos como la resistencia a enfermedades específicas, el rendimiento o la adaptación a nuevas condiciones de cultivo.

Multiplicación controlada

Las técnicas modernas de multiplicación de semillas garantizan la obtención de material vegetal de alta calidad, libre de patógenos y con alta capacidad germinativa.

Caracterización genética

Los análisis moleculares permiten identificar con precisión las características genéticas de cada variedad, facilitando su conservación y evitando la pérdida de diversidad genética.

Optimización nutricional

Los estudios nutricionales modernos están revelando propiedades extraordinarias en muchas variedades tradicionales, desde contenidos elevados de antioxidantes hasta perfiles nutricionales únicos.

El programa de formación: llevando el conocimiento a las pedanías

La iniciativa de organizar charlas en las pedanías responde a una necesidad práctica fundamental: transferir el conocimiento científico a quienes trabajan directamente la tierra. Este enfoque bottom-up reconoce que los agricultores son los verdaderos custodios del patrimonio genético agrícola.

Las charlas abordarán aspectos prácticos como:

Identificación de variedades tradicionales

Muchos agricultores mayores conservan variedades tradicionales sin ser conscientes de su valor. La formación les permitirá identificar estos tesoros y contribuir a su catalogación.

Técnicas de multiplicación

Los agricultores aprenderán métodos sencillos para multiplicar y conservar semillas, convirtiéndose en custodios activos de la diversidad genética.

Mercados especializados

La formación incluirá información sobre canales de comercialización específicos para productos tradicionales, desde mercados locales hasta restauración especializada.

Asociacionismo productivo

Se promoverá la creación de grupos de agricultores especializados en variedades tradicionales, facilitando economías de escala y intercambio de experiencias.

Un modelo replicable

La experiencia valenciana en recuperación de variedades tradicionales se está convirtiendo en un modelo de referencia internacional. La combinación de investigación científica de alto nivel, conservación ex-situ en bancos de germoplasma, formación práctica de agricultores y búsqueda de viabilidad económica ofrece un enfoque integral que puede ser adaptado a otros contextos.

L'Horta de València constituye uno de los espacios agrarios más relevantes y singulares del mundo mediterráneo, resultado de la actividad agrícola de sus habitantes a lo largo de los últimos mil años. La recuperación de sus variedades tradicionales no es solo un acto de conservación, sino una inversión en el futuro de la agricultura sostenible.

La colaboración entre la Concejalía de Agricultura, el Consell Agrari de Valencia y la Asociación de la Tomata Valenciana ejemplifica cómo la cooperación institucional puede generar sinergias efectivas. Este modelo de gobernanza colaborativa podría ser la clave para extender la recuperación varietal a otras regiones.

Hacia un futuro diverso y sostenible

La iniciativa valenciana de recuperación de variedades tradicionales representa mucho más que un proyecto agrícola local. Es una apuesta por un modelo de desarrollo que reconcilia tradición e innovación, sostenibilidad económica y conservación ambiental, conocimiento científico y sabiduría popular.

En un mundo donde la uniformidad genética de los cultivos comerciales plantea riesgos crecientes para la seguridad alimentaria, iniciativas como esta cobran una dimensión estratégica fundamental. La diversidad genética conservada en el Banco de Germoplasma de la UPV y las técnicas tradicionales que se enseñan en las pedanías no son solo patrimonio valenciano, sino recursos globales para afrontar los desafíos del siglo XXI.

El éxito de este programa podría inspirar una nueva revolución verde, basada no en la uniformidad y la intensificación, sino en la diversidad, la adaptación local y el conocimiento tradicional potenciado por la ciencia moderna. Valencia, una vez más, podría estar escribiendo un capítulo fundamental en la historia de la agricultura mediterránea.