17SEP25 -ALICANTE.- Imagínate por un momento que los picos nevados de Ordino Arcalís se convierten en el centro neurálgico donde se decide el futuro del esquí infantil mundial. Esto no es fantasía, sino la realidad que vivió la estación andorrana el pasado sábado 13 de septiembre, cuando acogió la 41ª reunión anual del Comité de Organizadores de Carreras Infantiles de la FIS (FCROC, por sus siglas en inglés).
Un encuentro de altura con sabor internacional
En el acogedor ambiente del restaurante Borda La Coma, representantes de 14 comités organizadores procedentes de 13 países se dieron cita para trazar las líneas maestras del esquí infantil global. Una verdadera torre de Babel deportiva donde se hablaron múltiples idiomas pero con un objetivo común: impulsar el deporte blanco entre los más pequeños.
Los países presentes leyeron como un mapa de la pasión por el esquí: desde los Pirineos andorranos hasta las montañas japonesas, pasando por los Alpes franceses e italianos, los Cárpatos de los Balcanes y las cumbres escandinavas. Andorra, Bosnia y Herzegovina, Bulgaria, Canadá, Croacia, Francia, Italia, Kosovo, Serbia, República Checa, Eslovaquia, Eslovenia, Suecia y Japón unidos por una causa común.
Más que una reunión: el laboratorio del esquí del mañana
Durante esta cumbre de las nieves, los asistentes no se limitaron a intercambiar cortesías. Con la meticulosidad de un relojero suizo, definieron el calendario de competiciones para la próxima temporada, revisaron reglamentos que afectan a miles de jóvenes esquiadores y, lo más emocionante, presentaron propuestas innovadoras que podrían revolucionar el esquí infantil en los próximos años.
La presencia de figuras de peso como Janez Fleré, coordinador técnico de esquí alpino de la FIS, y Janez Dekleva, presidente del FCROC, subrayó la importancia estratégica de este encuentro. Por parte andorrana, Alex Antor (director del Trofeo Borrufa), Carmela Fernández (secretaria del FCROC) e Israel Ramonet (director de Ordino Arcalís) pusieron el sello local a esta cita internacional.
Andorra, una veterana en la organización mundial
Que Ordino Arcalís fuera elegida como sede no es casualidad. Esta es ya la cuarta vez que Andorra acoge esta prestigiosa reunión, después de haberlo hecho en 1999, 2007 y 2014. Una regularidad que habla del reconocimiento internacional hacia la capacidad organizativa del Principado y su compromiso con el deporte de invierno.
El mérito de Andorra en este circuito se debe en gran parte al Trofeo Borrufa, que ya suma 33 ediciones y se ha ganado a pulso su lugar entre las competiciones infantiles más prestigiosas del calendario FIS Children. Una prueba que año tras año atrae a jóvenes promesas del esquí mundial y que tendrá su 34ª edición entre el 26 y el 29 de enero de 2026.
El futuro del esquí se escribe en minúsculas
El FCROC no es solo un acrónimo más en el mundo deportivo. Nacido como punto de encuentro entre organizadores de competiciones para menores de 14 y 16 años, este comité se ha convertido en el arquitecto silencioso del esquí del futuro. Sus reuniones anuales, que van rotando entre países, tejen una red internacional de cooperación que trasciende fronteras y culturas.
En un mundo cada vez más conectado, iniciativas como esta demuestran que el deporte sigue siendo uno de los idiomas universales más efectivos. Y cuando se trata de formar a las futuras estrellas del esquí mundial, cada detalle cuenta: desde la altura de una puerta hasta la inclinación de una pista, pasando por la seguridad de los participantes y la emoción del espectáculo.
Un legado que trasciende las pistas
Más allá de los aspectos técnicos y organizativos, esta reunión en Ordino Arcalís representa algo mucho más grande: la demostración de que Andorra, pese a su pequeño tamaño, juega en las grandes ligas del deporte internacional. Cada vez que jóvenes esquiadores de todo el mundo se lanzan por las pistas en competiciones FIS Children, una pequeña parte de ese momento se gestó en las montañas andorranas.
El esquí infantil mundial tiene ahora un poco más de ADN andorrano, y eso es una victoria que va mucho más allá de cualquier podio. Porque al final, el verdadero triunfo está en ver cómo los niños de hoy se convertirán en los campeones de mañana, llevando consigo las semillas de pasión por el esquí que se plantaron en reuniones como la de Ordino Arcalís.