06JUN25 – CÁCERES.- El día 29 de mayo se ha presentado en Cáceres la obra Memoria y Ciudad: Arte, Arquitectura y Culto en el Trujillo de los siglos XIX y XX, escrita por los investigadores extremeños José Antonio Ramos Rubio y Raúl Gómez Ferreira. Un libro editado por Tau Editores y que contiene 440 páginas. Ha sido patrocinado por las empresas INSEGNA y SERVICIOS INTEGRALES, Diego Díaz.
Este estudio aborda la transformación urbanística y arquitectónica de la ciudad de Trujillo desde finales del siglo XVIII hasta el siglo XX, con especial atención al impacto de la burguesía emergente en la configuración del espacio urbano. Se analizan las dinámicas de crecimiento físico de la ciudad, la transición de estilos arquitectónicos residenciales (modernismo, eclecticismo, Art Nouveau y Art Decó), y la forma en que estos procesos se proyectaron en la arquitectura funeraria del Cementerio General de Trujillo, consolidando un discurso visual de modernidad, estatus y memoria.
Trujillo vivió un proceso de renovación urbana condicionado por factores económicos, demográficos y sociales. Este estudio busca identificar los principales hitos de esta evolución, con especial atención al papel que desempeñaron las élites burguesas en la redefinición del espacio urbano y simbólico de la ciudad. El nuevo grupo social emergente ocupó edificios eclesiásticos desamortizados o propiedades nobiliarias en decadencia, rehabilitándolos o construyendo nuevas viviendas según patrones eclécticos, que combinaban elementos clásicos con innovaciones técnicas. La Plaza Mayor siguió siendo el centro neurálgico, pero se intensificó el desarrollo hacia zonas como la calle San Francisco y el entorno del paseo Ruiz de Mendoza.
El auge de la clase burguesa se expresó también en la aparición de residencias más funcionales y representativas. El modelo de casa-patio fue adaptado con elementos del neoclasicismo y más tarde del eclecticismo, con fachadas simétricas, portones de forja, balcones de hierro colado y detalles decorativos importados.
Siguiendo las disposiciones higienistas del siglo XIX, se estableció el cementerio de Trujillo, que con el tiempo devino en un espacio de proyección social de las élites. Las familias burguesas construyeron panteones, mausoleos y capillas funerarias que replicaban los estilos arquitectónicos de sus residencias y aspiraciones ideológicas. El cementerio municipal refleja la evolución estilística del entorno urbano. Se observan mausoleos eclécticos con columnas clásicas, frontones y esculturas; estructuras modernistas con simbología floral, vitrales y relieves de inspiración orgánica; y tumbas decó que exhiben líneas puras, geometría y materiales como el granito pulido. Esta arquitectura funeraria no sólo cumplía una función conmemorativa, sino que articulaba discursos de eternidad, modernidad y estatus.