Opinión

La longevidad y las enfermedades

Opinión: “Mi Pequeño Manhattan”

Germán Ubillos Orsolich | Martes 13 de mayo de 2025

12MAY25 – MADRID.- La vida humana se ha ido prolongando en el tiempo y sobre todo y de forma espectacular en el pasado siglo XX, gracias a los antibióticos, a la cirugía y a las técnicas de la anestesia. No soy médico pero me ha gustado siempre mucho la medicina y he observado mucho a mi alrededor y sobre todo sobre mí mismo. Prácticamente si quitamos las enfermedades vasculares, los accidentes de tráfico y el cáncer, poca cosa le va quedando ya a la muerte.



Tras los estudios genéticos y de la herencia, el cáncer sigue siendo una enfermedad grave que si bien, acorralada, no ha sido ni mucho menos erradicada.

¿Hay algo externo al individuo que pueda generar el llamado cáncer?. A mi modo de ver sí: Las malas costumbres, véase el alcohol y el tabaco, pero también las frustraciones, al mal humor frecuente, la amargura, el no sentirse querido o no saber querer; el trabajo en exceso y la falta de sueño; y en último y principal término la ausencia de asideros vitales y de una esperanza de vida más allá de esta vida, de un mundo invisible pero real que está ahí, a nuestro lado, que “existe” y que premiará el bien al final de todo, no solo para consolarnos - que también -, sino para darnos esperanza.

Egoístamente hablando me atrevo a decir que es importante ser creyente, eso tan pasado de moda. Esto es; la necesidad de una ayuda que está más allá de nosotros, de nuestros padres, hermanos y amigos; que vela en la sombra porque seamos felices, porque seamos longevos, y sobre todo porque volvamos otrora a ser definitivamente dichosos; sin dolores, sin hambres, sin penas, rodeados de una luz inefable e inextinguible.

Todo ello, vivido en intensidad, es la mayor defensa que posee el ser humano contra el cáncer y las enfermedades que aún no tienen cura.