Opinión

La Navidad

(Imagen de referencia – Crédito foto: Pixabay.com

“Mi Pequeño Manhattan...”

Germán Ubillos Orsolich | Sábado 23 de diciembre de 2023

23DIC23 – MADRID.- La Navidad es alegre para los que recuerdan y conmemoran la venida de Cristo a este mundo, pero es triste para los que recuerdan a sus seres queridos y desaparecidos.



Como se va haciendo cada vez más una sociedad de consumo que nos va consumiendo, todo va perdiendo su carácter religioso y sacramental para transformarse en una ocasión profana de vender toneladas de alimentos, chucherías y golosinas de los países desarrollados en detrimento de aquellos otros que no poseen nada. En mis tiempos ya lejanos de la depresión observaba que las consultas de los psiquiatras se ponían a tope, todos los enfermos enfermaban más y más y los que estaban ya sanos se ponían enfermos, fue entonces cuando descubrí las diferencias entre la vida religiosa y la salud mental, claro que malentendida. Tuvieron que pasar largos años antes de mis amigos Juan Rof Carballo, Carlos Carbonell y Alejandro Vallejo Nájera pasaran a otros mundos y yo regresara de las Ginebras con Sera y sus amigas un poco más rejuvenecido. Pero la parca siguió haciendo de las suyas y la salud mental y política de los europeos resquebrajándose más y más, lo que San Juan Pablo II clamaba “¡Europa, vuelve a tus raíces!” poseía ya una leyenda en el lento proceso de superficialidad y materialismo del viejo continente.

Hoy en día en el mundo virtual y tecnológico en el que vivimos, la postmodernidad, ya nadie habla de esto, pues nadie habla ya de nada, es un mutismo silencioso y cutre, algo funerario, tranquilo y relativista, con un Benedicto XVI desaparecido y un papa argentino venido a Roma con un traje algo raído, una vieja maleta de cartón y un coche desvencijado en busca de reencontrar si no la grandeza perdida sí la paz por descubrir.