Opinión

Llega el otoño

Opinión: “Mi Pequeño Manhattan...”

Germán Ubillos Orsolich | Martes 27 de septiembre de 2022

27SEP22 – MADRID.- El otoño llega puntualmente todos los años gracias a los cinco movimientos sustanciales que tiene nuestro planeta, los dos más importantes son los de rotación, girando sobre sí misma, y el de traslación, girando a su vez alrededor del sol.



Por su forma esférica y levemente achatada en los polos, al tener en el ecuador más masa, la gravedad en esos puntos es superior a la de los polos, pero esa diferencia “no la notamos los seres humanos”.

El otoño en la Península Ibérica dura tres meses deliciosos, y digo deliciosos porque la temperatura media es suave, muy suave, ni calor ni frio. Es por lo tanto una estación maravillosa para trabajar y también para holgar paseando por los bosques, los parques, las montañas y los lagos. A mí particularmente no me gusta el calor, el calor sofocante de los veranos cada vez más tórridos a consecuencia del cambio climático, aunque hay muchos que afirman que tal cambio no existe y que siempre ha hecho en verano un calor tremendo.

Después de la muerte ya no sentimos ni calor ni frio, ¿pero qué es la muerte, la extinción del individuo?. No lo sabemos a ciencia cierta pues soñamos o deseamos no morir para siempre. El cristianismo, cúmulo de creencias de que no nos extinguimos totalmente sino que seguimos sobreviviendo en el ánima o alma o espíritu, a la espera de reencontrarse con la materia del cuerpo; tal como le ocurrió al Hijo de Dios, resucitado de entre los muertos por voluntad del Padre Dios, el que existe desde siempre, pero que es de naturaleza invisible o espiritual.

En otoño se trabaja muy bien, sin embargo no es una época de bonanza para las depresiones nerviosas. Para los nervios endógenos las estaciones más beneficiosas son el verano y el invierno, curiosamente esto lo sienten unas personas más que otras.

Los árboles y ciertos vegetales se tiñen de colores maravillosos. El verde se torna anaranjado, marrones, ocres, amarillos, amarantos y azules. Esto es en los arbustos de hojas caducas, como los chopos, los sauces, y los castaños; pero no en los pinos, los abetos, los cipreses y abedules, que son de llamada hoja perenne. Esos no cambian de color.

La temperatura baja de forma progresiva y uniforme en otoño en el llamado hemisferio norte, mientras asciende en el hemisferio sur y en las llamadas antípodas boreales.

En fin, un buen maremágnum ciertamente milagroso que ha permitido la vida orgánica, desde los seres unicelulares en medios acuáticos, hasta los reptiles, mamíferos y aves, eso sin contar los queridos dinosaurios.

Bien. La música, la literatura, el arte en general sufre variaciones, así como la sexualidad y la reproducción de muchos seres a la llegada del otoño. Un supuesto asteroide chocó contra nuestro planeta haciendo que el eje gravitatorio se inclinara, y soltando un grueso trozo de materia terrestre al espacio exterior que es lo que llamamos la Luna.

La tía Angelina, tía y madrina de mi madre, que viajó por el mundo entero y habitó largas temporadas en las islas filipinas, donde su hermano tenía negocios, afirmaba que la estación de bonanza para todos los seres era el verano, pues en verano vivían bien los ricos y los pobres, que podían estos últimos alimentarse menos y dormir a la intemperie.

En invierno solo sobreviven bien los ricos, o sea aquellas personas que pueden abrigarse convenientemente y tener viviendas provistas de calefacción.

En fin, todo esto requeriría un análisis más detenido, pero ahora solo fijémonos en la llegada del otoño, la estación templada donde la luz solar se torna oblicua por ese movimiento de peonza o de trompón, que hace que la tierra gire de esa curiosa y compleja manera alrededor del Sol.