Opinión

El Espíritu Santo - Pentecostés

Opinión: “Mi Pequeño Manhattan…”

Germán Ubillos Orsolich | Lunes 06 de junio de 2022

06JUN22 – MADRID.- A los cincuenta días de la ascensión de Cristo a los cielos, estaban los discípulos reunidos en un local cerrado a piedra y canto, llenos de miedos, cuando de pronto se les pareció el Señor, diciéndoles, “la paz sea con vosotros” y les sopló hacia la cabeza, apareció entonces como unas lenguas de fuego sobre éstas y comenzaron a hablar en distintas lenguas, casi tantas como había en el mundo.



Esta es la celebración de aquel acontecimiento insólito que llamamos Pentecostés y que la Iglesia celebra en toda su magnificencia.

El Espíritu Santo o espíritu de Dios, es el amor inmenso entre el Padre y el Hijo, y es eso a lo que llamamos Espíritu Santo. No sé por qué a esa tercera persona de la Santísima Trinidad la he implorado siempre sin apenas conocerla. Pero lo que sí puedo testificar, queridos lectores, es que ese Espíritu de Dios me ha librado y esto os lo juro, de caer en los mayores peligros físicos y morales. De caer abatido en el hondísimo y profundo foso.

Sí, al Espíritu Santo le debo lo que aún soy, ya que a él siempre le he implorado y le sigo implorando, no al padre ni al Hijo, y verdaderamente no sé el por qué, pero el Espíritu Santo me ha librado siempre en forma de milagros, más de diez a los largo de mi vida terrenal. A él imploro para que a la hora de la separación de mi alma de mi cuerpo, me socorra y me conduzca a la contemplación de la gloria del Padre y del Hijo.