Opinión

Hijo mío, te amo... vamos a comer chatarra

OPINION

Por MAFER - desde Santiago de Chile

Miércoles 22 de octubre de 2014

Desde el año 2003, que me viene preocupando la obesidad infanto-juvenil.

Ya por aquellos años podía advertir una incidencia importante. En un catastro de patologías anuales en un establecimiento educacional (de clase media), pude comprobar en 1987 que el diagnóstico de sobrepeso y obesidad estaban en un séptimo lugar del total, lo que luego varió comparativamente con el año 2003 alcanzando un tercer lugar.

Me da la impresión que en la actualidad es importante poner el acento en un nuevo factor condicionante de ello que se ha venido agregando y lo describo como de tipo socio-sentimental.



Es increíble la cantidad de niños obesos que encontramos en hogares de padres separados. Como al pequeño “se lo prestan” al papá los fines de semana, éste no encuentra nada mejor que llevarlo a comer “todo lo que al niño le guste”; tal vez en un afán populista para demostrar (equivocadamente) frente a su hijo, el gran cariño que le tiene. “Hijo mío, te  amo… vamos a comer chatarra”.

Comprueben ustedes la cantidad de papás que deambulan por los malls y centros comerciales los Sábados y Domingos acompañados de sus hijos (generalmente menores de 10 años), para terminar finalmente sentados en un local de comida rápida (y por ende tipo chartarra).

Pareciera ser que a futuro, en los programas de prevención de la obesidad, también se deberá tomar en cuenta esta variable sociológica