Cultura

“El sirviente” de Robin Maugham, thriller psicológico en el Teatro Español

Julia Sáez-Angulo | Miércoles 25 de septiembre de 2019

24SEP19 – MADRID.- Dirigida por Mireia Gabilondo en el Teatro Español, la obra teatral El sirviente de Robin Maugham es todo un thriller psicológico entre criado y señor. Ciertamente no es lo que nos tiene acostumbrados la idea del mayordomo servicial y fiel a su señor en Inglaterra, sirvientes o mayordomos que vienen de escuela y saben ayudar y no perder nunca la compostura.



De ello hemos visto películas –y no precisamente tópicas-, incluido a Igman Bergman. Algunos señores y mayordomos recitan conjuntamente a Shakespeare, lo que habla de la cultura de esos servidores domésticos, ciertamente consejeros en muchos casos

El sirviente de esta obra de teatro adolece de cierta chulería y hasta malos modales de midle class, por no decir clase baja desde el principio, por lo que choca un tanto. Cuesta ver esa progresión o corrupción que llega hasta el dominio del señor. Manners before moral (modales antes que moral) dice un aserto inglés.

Cierto que en la clase alta inglesa se encuentran ejemplos de degeneración, decrepitud, sumisión y costumbres morales degeneradas, probablemente procedentes de los internados masculinos donde los castigos de palos en las nalgas y la homosexualidad en tiempos adolescentes desvían las inclinaciones naturales de esos muchachos.

El señor de El sirviente llega de la guerra en África y solo busca comodidad y confort a su vida de reino animal -comida, limpieza, tranquilidad y sexo- metido en sociedad; solo necesita un sirviente que le de gusto en este campo y no le altere, pero desde el comienzo, demasiado al principio el sirviente se rebela como mandón y dispuesto a llevar la batuta dominando psicológicamente a su amo, llevándolo hasta las bajas pasiones. La degradación es un hecho y el espectador sigue la tensión, con lo cual la obra no es fallida, aunque le falte fineza y matiz. El gesto de la mano del sirviente pidiendo “aire” es tan vulgar que no responde a ningún buen mayordomo o sirviente inglés que se precie.

La fisonomía de Pablo Rivero en Tony responde al estereotipo, y Eusebio Poncela, pese a su voz pastosa y baj