Opinión

Liberalismo y II

Opinión: “Mi Pequeño Manhattan...”

Germán Ubillos Orsolich | Lunes 26 de agosto de 2019

24AGO19 – MADRID.- Abundando en mi último artículo, cuánto me hubiese gustado que España se hubiese imbuido más de lo bueno y hermoso que tiene el espíritu liberal, espíritu instruido y respetuoso, que hubiese transitado más en ese espíritu, ese talante que se me parece casi aristocrático y enemigo de los fanatismos y los nacionalismos.



Respetuoso hasta el límite con el pensamiento ajeno, siempre que éste no pretenda agredir o cercenar los puntos de vista propios, el “imago mundi” de cada uno de nosotros.

“Modus vivendi” perfecto.

Sociedad moral en la que la clase política sea servidora incondicional de todos los ciudadanos, del interés general y de lo que estudie en su día como el bien común. Y nunca perpetuarse en el cargo o en el poder en propio beneficio obstaculizando la buena marcha del desarrollo colectivo.

Esta preciosa conciencia liberal la hemos visto curiosamente en ciudadanos miembros de partidos políticos que no lo eran, tales fueron los casos de dos hombres ejemplares: Alfredo Pérez Rubalcaba y Adolfo Suárez, cuya sepultura gusto de visitar siempre que puedo en Ávila para rezar por él y para que él rece por nosotros y nuestra convivencia, cosa que no dudo.

Tal es nuestra situación, la de hombres liberales, restos eximios de un naufragio en un océano donde abundan los incapaces, los incompetentes y los delincuentes con excesiva frecuencia, usurpado el tiempo de los demás, como los defino en mi último libro, el ensayo titulado “TIEMPO”.

Los liberales, hermosa palabra, hermoso partido, hermoso himno defenestrado en este mi país de lamentables y frecuentes tintes fanáticos, viscerales y sectarios.