Opinión

El tiempo – tu tiempo – rindiendo cuentas

Opinión: “Mi Pequeño Manhattan…”

Llegará un día que tendrás que rendir cuentas ante Dios y ante la Historia.

Germán Ubillos Orsolich | Martes 11 de diciembre de 2018

11DIC18 – MADRID.- Ese, el juicio personal y el juicio universal ante el Creador del Universo parece ser el aldabonazo final a la aventura humana. He sido como mortal un ser débil y como tal o lo he olvidado con frecuencia, o han tenido que recordármelo los demás.



Bien, aún estoy en este mundo, estoy con vosotros mis queridos lectores y lectoras, mi sueño dorado siempre fue morirme escribiendo y pienso y deseo que sea así como Dios me juzgue. Pero como Nikos Kazantzakis escribió “La última tentación de Cristo”, que se llevó a la gran pantalla, así cercano ya el final ante una convulsión o crisis personal tan frecuente en los artistas ves cómo se tambalea toda tu casa, todo tu hogar, los seres más cercanos y queridos en esta época cercana ya la navidad, con las horas de luz ya tan reducidas y el frío arrecia y compruebas que todo se estremece y te echan en cara tus limitaciones personales. Te da por pensar si no echarles en cara a quienes cantan tus iniquidades a la luz pública, el ser una firma, el ser un autor reconocido entre los profesionales e incluso si me apuráis en la Historia del Teatro Español del siglo XX, en las enciclopedias; y no mostrarles otra cara o coraza que esa cara pública blindada por tantos premios justamente otorgados, y tantos desvelos y tanto dejarte buena parte de tu vida inventando historias con el fin de enriquecer o distraer o hacer pensar a tus conciudadanos y pasar así al otro mundo acorazado o momificado como un buen faraón, como un ciudadano ejemplar en lugar de como un villano, preso de sus vicios, obsesiones y limitaciones en un ambiente familiar angosto, retórico y justiciero.

Esta es mi tensión lectores, matando, enseñando los dientes y diciendo de nuevo quien crees que eres, quien cree entre el público quien soy, o por el contrario será el buen Dios capaz en una sola mirada de desbaratar tu pose, tu conciencia de haber hecho el bien a los demás, de ir buscado que sus sueños se transformasen en realidad; o quien fue en realidad Germán Ubillos, el monstruo de egoísmo, el niño mimado por una vida privilegiada que se acerca a su fin.

Esas y otras lacerantes dudas cercan la calavera cuando el tiempo y su gestión se acaban o eso sientes creer.