Amada hija:
26OCT18.- Hoy es tu primer cumpleaños en tu nueva dimensión.
Hoy tus 38 velitas, las apagará el viento… pero no el tiempo.
En un día como hoy llegaste a mi vida, trayendo una luz divina.
Criarte a ti, fue la mejor escuela que un padre inexperto pueda haber tenido.
Sólo fuiste “mañosa” (y solamente para comer), en tus primeros 3 años de vida. Pero pareciera (y estoy seguro) que la partida de tu abuelita Pepa te transfirió su energía, y desde ahí en adelante, fue un real agrado correr todo el día por ti. Con gusto preocupado de tus requerimientos y de tus compromisos escolares y sociales.
El ser la mayor de tus hermanos te confirió un grado especial. Muchas veces maternal. Y posteriormente el hecho de haber sido una madre tan joven, te permitió demostrar prontamente, la gran mujer que fuiste.
Así en más, fuiste creciendo y tus rutinas fueron cambiando. Pero tu esencia ya estaba sellada. Y marcada fuertemente por nuestro gran amor mutuo de aquella lejana pero siempre presente infancia.
Desde tu partida, he escrito muchas veces a cerca de ti, (aunque a veces me pareciera que han sido pocas). Sin embargo hoy, en que nuevamente te recuerdo a través de mis letras, quería decirte una vez más que te deseo lo mejor, en este cumpleaños; y como suele decirse, estés donde estés. Aunque yo se donde estás… eternamente en el fondo de mi corazón.
Te besa y abraza tu padre. Un padre felizmente agradecido.