Opinión

La Persiana

Opinión:

Por Cocha Pelayo (*)

Miércoles 27 de diciembre de 2017

27DIC17 - ZAMORA.- Su marido la violaba una y otra vez. Frente a la cama, en el dormitorio, estaba la ventana. La cubría una de esas persianas verdes, de madera, enrolladas con una cuerda. Para levantarla se tira de la cuerda y para bajarla se suelta.



Cuando su marido la violaba ella miraba la persiana y contaba las rendijas de la persiana. Cuando el sol lucía fuera, podía contarlas mejor pues brillaban cada una de las rendijas. Había treinta y siete. Las contó muchas veces. En ocasiones, su marido no terminaba nunca, tardaba más de lo que ella hubiera deseado y le daba tiempo a contar las rendijas dos y hasta tres veces. La tardanza no era debida a la habilidad del macho en erección sino a la falta de la misma.

Esta triste historia me la contaba una pobre mujer a la que su marido le propinó el primer bofetón a los quince días de casados. Ella se preguntó que qué habría hecho. Nunca lo supo. Se sucedieron las bofetadas y comenzaron las violencias, el terror y el horror en el primer año de casados. Esta historia triste es una más de las que se suceden a diario en cualquier rincón de España. Las muertes de mujeres a manos de sus maridos, amantes o compañeros nos estremecen a diario.

La mujer de esta historia tuvo tiempo, mientras sufría, de tener varios hijos hasta que un día se llenó de valor y lo dejó. En esta ocasión el marido era cobarde, como todos, y la dejó marchar. Ahora vive tranquila pero no puede olvidar aquellas afrentas que la marcaron de por vida. A veces tiene pesadillas y se siente culpable.

El hombre que agrade a una mujer está destruyendo la esencia misma de la vida, esa vida que bulle en lo más íntimo del alma femenina.

¿Qué está pasando hoy con tantos hombres?

(*) Concha Pelayo es escritora. Miembro de AECA y FEPET