Por Primavera Silva Monge – desde Santiago Chile
02AGO16.- Buscando dar un nombre a lo que hoy sucede en la sociedad mundial, he caído en la palabrita usada para juguetear con el atrevimiento, la osadía y todos esos sinónimos, que antes eran para ser usados por los súper héroes y que hoy utiliza cualquiera, solamente para hacer daño físico o moral.
Desenfreno. ¡Qué claro! Se trata de la carencia de freno. ¿Qué pasa cuando se conduce sin freno? ¡Chocamos! ¡Atropellamos! ¡Nos salimos del camino! Y en eso hemos estado hace años… desenfrenándonos en todos los ítems susceptibles de contener una mesura, un freno. Es como si el Pepe Grillo nos hubiera abandonado y nos hubiera dejado sin conciencia.
Recuerdo que mi papá, experto en separar a tipos que se agarraban a combo limpio, decía: “Cada uno de los contrincantes está deseando que alguien los separe”. Y es muy cierto, o lo era en aquella época, porque habían perdido sus frenos personales.
Si a una bonita chica de la televisión le canturrean majaderamente: “la polera, la polera…” o “la colita, la colita”… Ella, por muy conservadora que parezca, se desenfrena por un momento ya hace lo que esperan los desenfrenados demandantes.
Si a un automovilista apurado le parece que quienes cruzan el paso de cebra tardan mucho, se desenfrena, se baja de su vehículo y golpea al jefe de la manada que cruza donde se debe.
Si a una escolar le molestan las eventuales nuevas reglas de la educación, se desenfrena y arroja una jarra de agua en el rostro de su autoridad gubernamental, quien a la antigua, sí usa su freno.
Si en la entrevista a un personaje público le advierten: “fulanito dijo tal y cual cosa acerca de usted”, el entrevistado se desenfrena, cae en la trampa y envía un tatatú tatatá de vuelta al supuesto agresor verbal y se arma la trifulca. El periodista a la vez, se desenfrena y lleva este material para hacer lo mismo con la contraparte, pero ahora con pruebas desenfrenadas.
Si a un conocido y millonario empresario chileno le parece que su mujer lo engaña, se desenfrena largamente, contrata detectives y manda matar a su supuesto contrincante. Con los resultados vuelve a desenfrenarse y la manda matar. No satisfecho con ello, como buen emulador de novelas de suspenso vuelve al lugar del crimen, nuevamente se desenfrena y aparentemente, se suicida a lo bonzo.
Como andamos con los frenos demasiado largos. Con tanto desenfreno social está claro el porqué de los temores por tener una Planta Nuclear en nuestro territorio… Puede surgir un loco desenfrenado y chao larga y angosta faja de tierra.
¿Alguien me convida líquido de frenos, por favor?
(Primavera Silva Monge, con las dos patas en el freno. Santiago de Chile, 02 de agosto0 de 2016)
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