Tuve la intención de trabajar menos hoy, por mi cumpleaños. Pero cada vez me doy más cuenta que me debo a la gente humilde de nuestros barrios. Estoy terminando a las 20:45, casi como de costumbre; pero feliz por los momentos compartidos con mis pacientes hoy. Y parece que han querido alimentar mi alegría y alimentarme a mi también... jajaja.
Llevo un gran botin: 4 barras de chocolates, una caja de bombones, dos paquetes de galletas y un antioxidate casillero del diablo. Pero mi mayor sorpresa, fue cuando después de haber atendido a una pacientita de humilde origen en la consulta de la Alameda, su madre regresa luego de un rato y me dice. "al irme, escuché que usted está de cumpleaños y sólo puedo saludarlo con esto": y me entrega un cartucho conteniendo en su interior una tibia y muy significativa empanada de queso...
Con demostraciones como esas, cómo me iba a ir a casa a las 19 hrs?...