27NOV-15.- La oposición pide a los votantes un "voto de castigo" contra el gobierno de Maduro por el elevado coste de vida que hay en la actualidad. Al menos la mitad de los ciudadanos tienen la intención de votar en estos comicios en los que la oposición amenaza por primera vez con arrebatar la mayoría al chavismo.
En un callejón de un barrio popular de Caracas, Deidy se pasa el día pensando cómo vestir y dar de comer a sus hijos. No es ni chavista ni opositora, pero no tiene tiempo ni ganas, para pensar a quién votará en las próximas elecciones del 6 de diciembre.
Esta ama de casa de 40 años, morena y muy delgada, forma parte de laVenezuela polarizada de los últimos 16 años de la revolución socialista que Hugo Chávez fundó y que heredó Nicolás Maduro.
Un 40% de los venezolanos se define "independiente", según las últimas encuestas. Al menos la mitad de los ciudadanos tienen la intención de votar en estos comicios en los que la oposición amenaza por primera vez con arrebatar la mayoría al chavismo.
En su modesta casa, de cuya fachada cuelga una maraña de cables eléctricos entre la ropa tendida de los vecinos del segundo piso, DeidyMartínez dice ser una antigua seguidora de Chávez desencantada con Maduro, pero sin simpatizar con la oposición. Se describe como uno de esos "ni-ni" del electorado venezolano.
"Una parte importante de votantes independientes antes terminaba votando a Chávez. Él los convencía aunque no fueran chavistas. La diferencia en esta elección es que la mayoría están absolutamentedecepcionados con este gobierno y que Maduro no es un líder carismático", comentó Luis Vicente León, presidente de la empresa Datanálisis.
La oposición pide a Deidy un "voto de castigo" contra el gobierno por el elevado coste de vida que hay en la actualidad, donde la gente hace colas para comprar papel higiénico. Para Maduro, ella es de los"descontentos y confundidos" a quienes hay que hacer ver que la crisis es culpa de la "guerra económica" de empresarios de la "derecha oligarca".
Lo que Deidy desea es tener un trabajo para vivir. No sueña con ir de compras a Miami o vivir en un edificio con piscina. Pero no quiere hacer más colas de "tres o cuatro horas" para comprar harina, aceite, café o los pañales de su niño de nueve meses, el menor de cuatro hijos.
En el otro extremo de Caracas, en el popular barrio de Petare, Virginia Castro, de 64 años, se queja de que "no se consigue nada y todo está por las nubes": "Hay que madrugar para hacer cola y a veces, cuando llego, ya se acabó lo que iba a comprar".
Aunque algunos alimentos y medicinas están muy baratos, a un precio de 6,3 bolívares por dólar, muchos no se encuentran y su compra está regulada.
"Mi esposo gana el salario mínimo (9.522 bolívares equivalentes a 11 dólares mensuales en el mercado negro). La situación es crítica", explica Deidy.
En el barrio Catia, en el oeste de Caracas, vive Guido Sanz, un técnico en finanzas de 64 años que da clases en su casa para ajustar una pensión de 13.000 bolívares. "Los profesionales también lo están pasando muy mal", dice junto a una pizarra repleta de operaciones matemáticas.
Virginia no sabe qué hará el 6 de diciembre. "¡Cónchale! No tengo ni ganas de votar porque mira cómo está esta broma, me decidiré por uno cuando esté votando. El gobierno de Maduro no sirve, pero tampoco creo en la oposición, ni siquiera los conozco", aseguró.
Guido afirma que anulará el voto. "Es una incertidumbre. No apoyo a la oposición para nada, pero no puedo avalar a un gobierno que está tirando a matar al pueblo con un país donde comprarse un par de zapatos y conseguir los alimentos cuesta muchísimo", ilustró.
Y Deidy dice tener claro que si se abstiene o vota en blanco favorecería al oficialismo. "No quiero votar ni por el gobierno ni por la oposición, todavía no sé..., pero voy a votar". Sabe bien que los "ni-ni" podrían inclinar la balanza. Entonces, se lo tiene que pensar.
FUENTE: lainformacion.com - 27 de noviembre del 2015