Atendía a un pacientito de 7 años y al aproximarme a la zona genital lo noto un tanto reticente. Entonces su madre le dice: “Deja que te examine bien, mira que es lo más importante que tienes”. La miro y también a él, diciéndoles: “¿O sea que el cerebro no cuenta?”... Luego reímos los tres de buena gana.