El Gobierno de Sebastián Piñera prohibió a las funcionarias públicas de la región de Coquimbo mostrar el hombro y a los hombres usar zapatillas. La norma establece que las mujeres tampoco podrán usar "faldas demasiado cortas" o exhibir su espalda.
Asimismo, independientemente de su género, todo empleado fiscal tendrá vetada la utilización de "jeans, pantalones de buzo, short, zapatillas y poleras sin cuello".
La norma también norma el uso del casino (comedor) institucional, instando a los funcionarios a "abstenerse de preparar alimentos cuyos olores sean fuertes".
Ante la polémica que provocaron las medidas, el representante regional del Ministerio Secretaría General de Gobierno (vocería), Iván Espinoza, salió en defensa de las decisiones.
"No hay que extrañarse de que existan normas para ordenar las cosas y tener mejor disciplina. El fondo de esto obedece a tener un mejor servicio hacia la comunidad", sostuvo.
La medida de la Intendencia (Gobernación), cuyas autoridades son designadas por el presidente Piñera, ocurren en un contexto marcado por la coexistencia en el gobierno de derecha de sectores liberales y otros conservadores, cercanos al Opus Dei.
Funcionarios de confianza del presidente que colocan vírgenes en los ministerios o que proponen que los jóvenes lleguen castos al matrimonio gobiernan con otros que aceptan la unión civil de homosexuales, por ejemplo.
Hasta ahora Piñera, un liberal y pragmático millonario, ha optado por eludir un claro posicionamiento, integrando a miembros de ambos sectores en su gabinete.
Las funcionarias chilenas no podrán enseñar los hombros
El documento, dictado por la Gobernación de la región de Coquimbo, especifica que las mujeres no podrán usar faldas "demasiado cortas", zapatillas o prendas que dejen al descubierto los hombros o la espalda, aunque sea en verano.
Los hombres, por su parte, deberán utilizar chaqueta, que podrá ser complementada con pantalones de tela, algodón, gabardina o algún material similar.
Al conocer el escrito, el diputado del partido Demócrata Cristiano (DC) Matías Walker, que consideró el reglamento como "una orden propia de la Inquisición del siglo XVIII", pidió que se dejara sin efecto.
Walker aseguró que el reglamento está fuera de lugar y refleja que el Gobierno se preocupa más de las formas que del fondo, y añadió que "estamos en una sociedad occidental, democrática, este es un documento machista y ultraconservador".
Jorge Pizarro, presidente del Senado, calificó de "absurdo y ridículo" el contenido de la norma impuesta, mientras la senadora Evelyn Matthei dijo que se está haciendo "un globo muy grande" con dicha medida.
Por su parte, la ministra del Servicio Nacional de la Mujer, Carolina Schmidt, dijo a Radio Cooperativa que encuentra "una broma de mal gusto" el reglamento y una absoluta tontería "que alguien le diga a la gente cómo se tiene que vestir".