América

Nueva expulsión de un diplomático de EEUU

El ex embajador de EEUU en Bolivia Philip Goldberg fue expulsado del país en septiembre de 2008

En menos de seis meses el presidente de Bolivia, Evo Morales, realizó su tercera expulsión de funcionarios estadounidenses acreditados en La Paz.

Miércoles 22 de octubre de 2014
La Paz.- Este lunes, el mandatario declaró "persona no grata" al segundo secretario de la embajada de Estados Unidos en Bolivia, Francisco Martínez, a quien acusa de ser el contacto con un supuesto agente infiltrado de la CIA en la compañía estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB).

También le atribuyó su presunta participación en el denominado "intento de golpe civil" que, según Morales, los prefectos de la oposición estuvieron a punto de ejecutar en septiembre del año pasado.

Según fuentes diplomáticas, la declaración de "persona no grata" implica que el funcionario debe abandonar el país inmediatamente.

En septiembre pasado, Morales siguió el mismo procedimiento para expulsar al entonces embajador de EE.UU., Philip Goldberg, a quien acusó de conspirar en contra de su gobierno.

En noviembre, el gobierno boliviano suspendió las actividades de la agencia antidrogas estadounidense (DEA, por sus siglas en inglés), a la que también denunció como partícipe de un complot. Los oficiales de la DEA abandonaron el país, concretamente la región cocalera del Chapare.

Morales declaró "persona no grata" a Martínez este lunes, en un acto de relevo rutinario del comandante general de la Policía.
"Hoy día decidí declarar persona no grata a Francisco Martínez, mexicano-norteamericano (estadounidense) que trabaja en la embajada de Estados Unidos", dijo Morales, quien luego agregó que Martínez "era el contacto permanente con grupos opositores, durante toda la etapa de conspiración".

Se espera que el diplomático abandone el país en breve. En el caso de Goldberg, la salida se produjo 48 horas.


Reacción de Washington
El Departamento de Estado de EE.UU. dijo, a través de una declaración, que la decisión de expulsar a Martínez "no ha sido comunicada oficialmente a través de canales diplomáticos".
"Rechazamos las acusaciones del gobierno boliviano. Esta decisión es arbitraria e injustificada. No guarda coherencia con declaraciones recientes del gobierno de Bolivia, que expresaron un deseo de mejorar las relaciones bilaterales", completó.

Morales tomó la decisión de expulsar al funcionario estadounidense luego de insistir en que Martínez era el contacto con un supuesto agente de la CIA que se habría infiltrado en la estatal YPFB, donde se produjo un resonante caso de corrupción.

Morales cree que el presunto agente, un policía boliviano llamado Rodrigo Carrasco, se infiltró en YPFB para hacer fracasar el proceso de nacionalización de los hidrocarburos.

Una vez descubierto el caso de corrupción, el ex presidente de la compañía y ex hombre fuerte del partido de Morales, Santos Ramírez, fue remitido a una cárcel de La Paz.

El gobierno considera que Carrasco pasaba información a Martínez y que éste, a su vez, sostenía reuniones con opositores para intentar el derrocamiento de Morales.

Mlas relaciones
La expulsión de Martínez es un episodio más en las malas relaciones existentes entre Bolivia y Estados Unidos.

Según algunos analistas, este incidente confirmaría que "el problema no está del lado estadounidense, sino del lado boliviano".

Según un especialista, lo ocurrido contradice lo que hace unos días había sugerido el influyente legislador demócrata Eliot Engel, quien abogó por "un diálogo bilateral de alto nivel" entre Washington y La Paz y este la hecho (la expulsión) indica que Morales no está dispuesto a mejorar las relaciones con Estados Unidos y que, al contrario, busca generar más tensiones para obtener ganancias en la política interna. Según él, "la retórica en contra del imperio vende".