Piñera y Fernández durante su primera entrevista oficial
Primer viaje oficial del presidente chileno a Argentina
Miércoles 22 de octubre de 2014
Fue su primer viaje oficial al exterior como presidente de Chile y algunos temían que pudiera haber algún roce político con su anfitriona. Pero la visita que este jueves realizó Sebastián Piñera a su par argentina, Cristina Fernández de Kirchner, generó todo lo contrario
Los mandatarios instaron a profundizar la integración comercial entre ambos países.
La mandataria argentina definió como "excelente" el encuentro con el ex empresario, que en marzo pasado sucedió a Michelle Bachelet como líder del país andino.
Fernández no eludió la incógnita que estaba en boca de todos: ¿cómo se llevaría una líder que se define de izquierda con el único jefe de Estado de derecha del Cono Sur?
"Algunos pensaron que el hecho de que (haya) un gobierno de un signo político no similar al de la Argentina podría afectar las relaciones. Quiero garantizarle a todos los argentinos y chilenos que en absoluto puede suceder una cosa así", aseguró la presidenta.
La mandataria también agradeció a Piñera por haber elegido a Buenos Aires como su primer destino internacional.
Por su parte, el nuevo líder chileno no fue menos elogioso con su vecina, y aseguró que "lo mejor en las relaciones de Chile y Argentina está todavía por delante".
"Nuestros países tienen mucho que compartir cuando miramos el pasado y mucho más cuando miramos el futuro", señaló.
Piñera también agradeció la ayuda argentina durante el terremoto que azotó su país a fines de febrero.
Profundizar la relación
Algunos pensaron que el hecho de que (haya) un gobierno de un signo político no similar al de la Argentina podría afectar las relaciones. Quiero garantizarle a todos los argentinos y chilenos que en absoluto puede suceder una cosa así
Cristina Fernández de Kirchner, presidenta de Argentina
De esta forma Fernández y Piñera reafirmaron el acuerdo de integración y cooperación que la mandataria argentina firmó con Bachelet a fines de octubre pasado.
En ese momento, ambas jefas de Estado definieron el llamado Tratado de Maipú como un acuerdo "histórico".
Hablando tras su encuentro en la Casa Rosada, Piñera instó a profundizar la integración comercial entre los vecinos.
"Me parece absurdo gastar miles de millones de dólares en túneles que nos acercan, para encontrarnos una aduana que nos aleja", afirmó.
El mandatario también llamó a aumentar la cooperación regional para combatir "la pobreza y el subdesarrollo" en América Latina.
Más allá de los gestos de acercamiento, hay quienes relativizan la cercanía de Argentina y Chile.
El analista internacional Jorge Castrole dijo que la relación entre ambos países quedó marcada luego de que el gobierno de Néstor Kirchner (marido y antecesor de Fernández) incumpliera con la provisión de gas a su vecino del oeste.
Eso llevó al gobierno de la entonces presidenta Bachelet a modificar la matriz energética de Chile y a inaugurar una nueva planta de gas natural que le permitió al país independizarse de las importaciones argentinas.
Según Castro, "eso implicó la desaparición del principal vínculo de integración entre ambos países".
Polémica por embajador
La visita de Piñera coincidió con la aprobación por parte del gobierno argentino del nuevo embajador chileno en Buenos Aires, Miguel Otero.
La designación de Otero había sido cuestionada por algunos, que consideran que el abogado, ex senador y miembro fundador de Renovación Nacional -el partido de Piñera- tuvo lazos con el gobierno militar de Augusto Pinochet.
Otero, de 80 años, apoyó el golpe militar que derrocó a Salvador Allende y fue fiscal en la Universidad de Chile durante el régimen pinochetista.
También formó parte de una suerte de "parlamento" que se creó durante la era militar y fue profesor en la escuela de oficiales de Carabineros, la policía chilena.
Tras el regreso a la democracia, en 1991, Otero llegó al Senado en reemplazo de Jaime Guzmán, uno de los ideólogos del régimen militar, que fue asesinado por un grupo guerrillero. Compartió su bancada con Piñera por siete años hasta que en 1997 perdió su escaño