Los dirigentes del Partido Popular están inquietos. No por Bárcenas, Gürtel, la mayor subida de impuestos de la Democracia, Cataluña, el paro o la polémica sobre la Ley del aborto, cuestiones que ya son habituales en sus agendas, sino porque no saben nada, ni siquiera tienen pistas, sobre otros asuntos que afectan al futuro personal de muchos, a sus carreras políticas. Y esos asuntos son: ¿Quién será el cabeza lista a las elecciones europeas? ¿Provocará esa lista cambios en el Gobierno? y ¿Quién liderará el partido en Andalucía?. Nadie se atreve a dar nombres.
La incógnita de las europeas
Mariano Rajoy y Mayor Oreja se habían distanciado personalmente hace mucho. Rajoy no estaba precisamente contento con el político vasco, ni con sus declaraciones sobre la política antiterrorista ni con su actividad en Bruselas, casi nula. Sin embargo se había dejado convencer para volver a ponerle de cabeza de lista a las europeas como gesto para frenar el descontento de las asociaciones de víctimas del terrorismo, que en su día creó y alentó el PP y ahora muy críticas con el Gobierno. Mayor Oreja, patanegra del partido, consideró una humillación que Rajoy dejara pasar las Navidades sin un gesto, sin una llamada, y a las 24 horas de que Vidal-Quadras anunciara que se iba a Vox, el PP hacía público un comunicado en el que informaba que Mayor Oreja renunciaba a encabezar la lista a las europeas. Por cierto que Vidal-Quadras anunció su marcha a Vox cuando tuvo certeza de que no repetiría como eurodiputado.
Tras el plantón de Mayor Oreja, a pocos días de la convención de Valladolid, todas las miradas se volvieron al ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, a quien le gusta Bruselas pero lo que quiere es ser Comisario europeo y no eurodiputado. Muchos en Génova lo daban por seguro, pero el propio Cañete se encargó esta semana de afirmar que él no sería candidato. Se han acabado las especulaciones, no hay rumores porque sencillamente no hay pistas. Y no hay pistas porque el Presidente del Gobierno y del partido no dice ni mu.
Y la de cambios en el Gobierno
Si Cañete iba en la lista a las europeas se abría la expectativa de una remodelación de Gobierno, aunque solo fuera en el Ministerio de Agricultura. Si nada se sabe de los candidatos a unas elecciones que se celebrarán en mayo, a los dirigentes del PP ni se les ocurre hablar de crisis de Gobierno. Hay un miedo reverencial entre los cargos populares a hablar o especular sobre este asunto, no vaya a ser que llegue a oídos de Rajoy y pasen a formar parte de los “no queridos” por el Presidente.
Ansiedad en Andalucía
Los dirigentes del PP andaluz llevan meses en estado de permanente ansiedad. Desde que José Antonio Griñán dejara la Presidencia de la Junta y preparara una sucesión que le salió bordada, al PP andaluz le entraron las prisas por relevar a Juan Ignacio Zoido, el actual alcalde de Sevilla. Y las prisas se tornaron en preocupación porque que la nueva Presidenta andaluza y secretaria general del PSOE andaluz, Susana Díaz, ha irrumpido con fuerza y ha mejorado -y mucho- las encuestas de su partido. Empezó el baile de candidatos y empezó la lucha soterrada entre Cospedal y Javier Arenas por controlar el partido en Andalucía. Pero ni Cospedal ni Arenas mandan, manda Rajoy, quien se ha ocupado de dejarlo muy claro al ordenar que se suspendiera una cena de presidentes provinciales la noche anterior a la reunión de la junta directiva que convocó el congreso para el 1 y 2 de marzo. La cena se suspendió a las bravas, sin explicaciones y cuando muchos dirigentes provinciales ya estaban en Sevilla. El mensaje fue nítido: el Presidente estaba cabreado por las filtraciones y la competencia entre posibles aspirantes. Y la consecuencia evidente: silencio sepulcral den el PP andaluz, en Génova y en entornos afines.
El que hable no sale en la foto
Nadie sabe nada, esa es la realidad. Y hasta que Rajoy no hable nadie sabrá nada. Por mucho que Aznar de plantones, que Mayor Oreja diga que no quiere encabezar la lista, que al PP se le escinda Vox con Ortega Lara, que Esperanza Aguirre pida que voten los militantes y se acabe con “el dedo divino”, en el PP el presidente del partido manda mucho. Es un partido presidencialista donde les gusta que el presidente ordene y mande. Y Rajoy manda, le pese a quien le pese. Y si encima Pedro J. Ramírez, el periodista más temido de este país, dice que quien le ha echado de la dirección de El Mundo es Rajoy, todos a temblar. El mensaje que sale de Moncloa es más que claro: el que hable no sale en la foto.
Fuente: Elplural.com - Angélica Rubio | 09/02/2014