Por Juancho Vera - Redacción Madrid
Obama está desarrollando una intensa campaña tanto en su propio país como en el extranjero para apoyar un posible ataque militar contra el régimen del presidente sirio Bachar Al-Assad, en respuesta al ataque con armas químicas del pasado 21 de agosto en uno de los suburbios de Damasco, la capital Siria.
Las citas de la administración Obama en esta semana, importantísimas para su campaña contra el régimen Sirio, eran en el Congreso de los Estados Unidos, Suecia y la cumbre del G-20 en San Petersburgo, Rusia.
El trabajo de la administración del presidente ha sido frenético en estos días. Primero, enfrentarse al comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense, a continuación la comparecencia de su Secretario de Estado, John Kerry, su Secretario de Defensa, Chuck Hagel y su jefe del Estado Mayor, el general Martin Dempsey ante los congresistas de la Cámara de Representantes (cámara baja) para recabar el apoyo de los congresistas antes la posible acción militar; su escala en Suecia para recoger apoyos y nuevamente dar la cara ante al comunidad internacional y sobretodo ante los países de la Unión Europea, para acabar finalmente este jueves 5 de septiembre en la cumbre del G-20 para discutir los principales asuntos económicos y de política estratégica, entre los que obviamente estará el problema sirio y el ataque que Estados Unidos pretende llevar a cabo sobre este país.
Hace un año, cuando se tuvo noticias de un posible uso de armas químicas en Siria por parte de las fuerzas gubernamentales contra los rebeldes sirios, Obama declaró que si el régimen sirio usara armas químicas o biológicas, el régimen de Al-Assad habría cruzado