CUBA
La agresión a Yoani Sánchez y su marido por agentes adictos al castrismo demuestra la fuerza “contrarrevolucionaria” de la red
Miércoles 22 de octubre de 2014
Tanto sacrificio para qué! ¿Tanta lucha y tantos años de cárcel para que luego unos pocos avispados con ordenador portátil acaparen todo el protagonismo en cuatro días? No lo dicen en voz muy alta, pero los disidentes cubanos de toda la vida tienen sus motivos para pensar y a veces murmurar estos lamentos.
De repente, el denso y activo movimiento blogger cubano, con la treintañera Yoani Sánchez a la cabeza, está recibiendo más premios y más atención de los medios de los que ellos, los viejos opositores, tuvieron casi nunca; sólo cuando entraron en prisión o cuando son objeto de negociación política.
La que hasta hace poco pasaba por destacada disidente Martha Beatriz Roca se situó "cerca de la muerte" durante la huelga de hambre que entre los días 10 y 17 de noviembre ella y otros nueve miembros del grupo Red Cubana de Comunicadores Comunitarios mantuvieron en casa de otro opositor de cierto renombre: Vladimiro Roca. La protesta, iniciada a raíz de la confiscación de una cámara digital a uno de los manifestantes, llegó a oídos de la Cámara de Representantes de Estados Unidos por boca del congresista republicano por Florida Lincoln Diaz-Balart… Y ahí se quedó.
Sólo unos pocos medios, sobre todo de Miami, dedicaron espacios apreciables a la huelga de hambre –o más bien "ayuno de alimentos sólidos", según se aclaró sobre la marcha- desarrollada en La Habana. En Europa, la noticia pasó prácticamente desapercibida. Lo mismo que las más recientes detenciones momentáneas de opositores o los últimos "actos de repudio" a cargo de las "brigadas de intervención rápida" que, formadas por agentes y voluntarios fidelísimos a la revolución, acosan de vez en cuando a los "contrarrevolucionarios" que osan salir para la calle a pronunciarse contra los hermanos Castro.
Otro tanto viene ocurriendo con los manifiestos conjuntos o por separado, con los insólitos anuncios de "ayuntamientos de oposición" o con los fallidos intentos de reagrupación por parte de los numerosos colectivos de derechos humanos y reivindicación democrática que operan en la isla o desde Miami.
Los disidentes adquirieron o recuperaron gran notoriedad a principios de centuria y milenio, cuando el Parlamento Europeo otorgó a Oswaldo Payá el Premio Sajarov 2002 y, aun más, cuando las autoridades encarcelaron a 75 disidentes en la "primavera negra" de 2003. No es que después los opositores cubanos desaparecieran del mapa, pero sí que fueron perdiendo fuelle mediático.
Los presos de conciencia en su conjunto; las esposas, madres e hijas integradas en el grupo Damas de Blanco, y el portavoz que habitualmente informa de la situación de estos reclusos, Elizardo Sánchez, son materia frecuente de titulares. Pero de la actividad política de la disidencia, a veces un tanto confusa, poco o nada.
Tal pérdida de visibilidad de la oposición cubana puede atribuirse en parte a su propia dispersión y al hecho de que, como concluyen muchos diplomáticos y periodistas, "hoy por hoy no es un factor de cambio". Eso sin perder de vista la evidente eficacia de las técnicas de represión e infiltración que desde siempre socavaron el más mínimo brote o asomo de "contrarrevolución" en la isla.
Pero lo que de modo más evidente ha eclipsado a la disidencia clásica de un par de años a esta parte es el movimiento blogger. Cualquier duda al respecto ha quedado despejada en los últimos días, cuando las denuncias de agresión callejera de la multipremiada Yoani Sánchez y su marido, el también bloguero Reinaldo Escobar, así como la entrevista que la primera le hizo a Barack Obama en la red, han llenado cientos de páginas de periódicos y minutos de televisión en todo el mundo.
El Gobierno cubano, a través de sus medios e informadores oficiales o afines, parece haber optado por meter a los disidentes virtuales en el mismo saco que a los de panfleto y fotocopia. Por ahora ninguno de los cada vez más opositores cibernéticos ha entrado en la cárcel. Pero la detención momentánea de Sánchez y el ataque masivo a su marido en plena calle, hace escasos días y a cargo de una de esas brigadas "espontáneas" de adictos al sistema, parecen avisos.
Al mismo tiempo, los disidentes tradicionales empiezan a crear sus propios blogs, páginas web y sitios en Internet. Saben que, pese a que sólo el 13% de los cubanos dispongan de acceso directo a la red y la mayoría lo tengan limitado a intranets y cuentas de correo administradas por el gobierno, la nueva tecnología es ineludible. Pero la que da clases de navegación y creación de espacios cibernéticos, en su propia casa, es Yoani Sánchez. Los nuevos les han tomado la delantera.
Los bloggers cubanos no constituyen oposición en sentido estricto ni han presentado alternativas políticas compactas o planes de acción conjuntos. De momento sólo protestan contra las restricciones materiales y de derechos que acogotan a los isleños. Sus salidas a la calle son por ahora una excepción. Apenas se les ve. Pero se les lee y se les escucha. Cada día hacen más ruido.