América

Argentina-  Municipalidad Multa a un Canario y Permite Carros con Caballos Maltratados  

Santa Fe, inspectores municipales multan a un canario (Foto: Pablo Aguirre- “El Litoral”)

Noticiario Crítico de Carlos Estrada * (desde Buenos Aires)

Miércoles 22 de octubre de 2014

Santa Fe, Mundo del Revés... Un Canario Cantor "Ocupa Espacio Público"

(Parte I)

Noticias provenientes de la ciudad de Santa Fe (norte de Argentina), señalan los alcances ridículos de posibles normas vigentes y raras “preocupaciones” de agentes municipales en el ejercicio de sus funciones. Con arbitrario criterio aplicarían multas ante dudosas faltas y harían “vista goda” a asuntos más delicados; esta vez, por misteriosas razones arremetieron contra un contribuyente por tener un canario frente a su comercio ¿motivos? que el lector saque conclusiones.

 



Aparentemente, el 20 de noviembre pasado a la hora 9,30 se presentaron dos inspectores municipales en una verdulería conocida como “ La Súper Naranja "(nombre exagerado para esta época) mirando el interior del comercio sin que los "servidores públicos" encontraran irregularidades y como les habría parecido "injusto" retirarse con las manos vacías salieron a la calle para controlar posibles exhibidores de frutas y verduras, entonces la "sagacidad" profesional los llevó a detectar una "tremenda" falta: en una columna había una pequeña jaula con un hermoso canario anaranjado (Serinus canaria) “ocupando espacio público en la ochava del lado del cordón”. Sin perder tiempo, los hábiles sabuesos del intendente, fieles a su misión “específica”, decidieron redactar un Acta de Comprobación presunto N° 100693664, firmada por un inspector identificado como N° 604 (¿discípulo del agente inglés N° 007, James Bond?).

Contentos, con la sensación del deber cumplido -indignación mediante del dueño del local-, y talonarios en manos continuaron recorrida a fin de investigar otras infracciones de "espectaculares características", por ejemplo, ver si los gatos de la calle en sus corridas violaban la luz roja de semáforos, si las cucarachas en las veredas impedían el paso de peatones y si los gorriones volaban bajo congestionando el espacio aéreo pudiendo chocar con moscas y otros insectos, pero antes, agotados por la labor realizada en la verdulería, se habrían detenido a tomar un café con leche en el bar de un amigo que tenía mesas y sillas ocupando la vereda, bolsas de residuos a poca distancia con palomas picoteando y molestando a los clientes, una camioneta mal estacionada en la puerta y un par de gatos caminando sobre el mostrador entre platos de comida (sin pretender ofender, mi imaginación vuela y los comparo con los inspectores "seleccionados" por el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires).

La verdulería estaría ubicada en calle Salvador del Carril y Güemes desde hace 16 años y el canario bautizado “Gardelito” llevaría 8 años alegrando a los clientes con su excepcional canto. Entrevistado por un canal de televisión de la Capital Federal ,  el comerciante explicó que en numerosas inspecciones anteriores no recibió sanciones.

Es desagradable ver animales en jaulas, pero estoy despojado de fanatismo, sé que los canarios viven encerrados (no sus antepasados) y en libertad no podrían sobrevivir y si lo hicieran crearían un desequilibrio ecológico en muchos lugares del mundo. 

Daños a  la Fauna Silvestre y Aparente Tolerancia Oficial  

(Parte II) 

Las autoridades de Santa Fe permitirían por débiles o nulos controles (seguramente por inocencia...) que por sus rutas y caminos saquen hacia mercados negros de Buenos Aires y Córdoba (parte iría al exterior en forma de contrabando) especies autóctonas protegidas por leyes provinciales, nacionales e internacionales, animales procedentes de la caza furtiva en jurisdicción y otros del tráfico ilícito interprovincial, situación que se habría agravado en los últimos por años (prolijamente investigado a partir de informes de transportistas, ex traficantes y ex acopiadores). Negar esta realidad no sería honesto y si salen al cruce con un listado de procedimientos que aisladamente realizan fuerzas de seguridad o autoridades de Fauna, tendré que responder que cubren apariencias, son "cortinas legales" que no prueban que intercepten permanentemente cargamentos importantes.  

Conste que hoy no están dadas las garantías para que los ciudadanos honestos no influyentes consigan recta aplicación de justicia si deciden denunciar la presunta corrupción de personajes escudados en escritorios de poder (no generalizo). A las pruebas me remito: ver informes del señor Lanata los domingos por TV (posiblemente el único canal de aire independiente de la Capital Federal ), programa que muestra documentación de múltiples enriquecimientos ilícitos, discursos falsos, abusos de autoridad, repartos de cargos entre amigos, testimonios de damnificados y de entendidos, filmaciones del engaño de gobernantes y la cruel explotación de pobres en numerosas provincias del Norte y otras zonas del país, asuntos que en cualquier sociedad seria movería estructuras y aquí los responsables permanecen intocables y siempre impunes.  

Santa Fe posee una estación zoológica gubernamental (denominada "Granja...") que ha sido denunciada reiteradas veces desde la década del '90 por “desapariciones” de valiosos animales, hurtos, muertes y hacinamiento de especies vulnerables de extinción alojadas en habitáculos en malas condiciones, hechos que tomaron estado público desde redes sociales y publicaciones en “El Litoral” (desconozco si ese medio ha continuado informando o pasó a ser oficialista). Entre 1995 y 2009 hice investigaciones personales con reservada asistencia de fotógrafos, de un periodista televisivo de ciudad vecina, fui acompañado por informantes locales, por testigos que viajaron desde Buenos Aires (dos funcionarios nacionales) y en tres oportunidades con conocimiento y ayuda de un recto legislador santafesino, después entre el 2010 y 2011 recibí decenas de denuncias con fotografías y filmaciones enviadas por personas de esa ciudad, datos aportados por un guardafauna que habría trabajado en el mencionado zoológico y quejas de indignados defensores de los animales, todos coincidían en afirmar que la impunidad era sostenida desde altos niveles, decían que las irregularidades descubiertas y de conocimiento general no recibían medidas correctivas por posibles trastiendas (me reservo las fuentes y otros detalles) y aparente "respaldo de algún amigo político". Por desconfianza, la gente ha denunciado en medios de prensa temiendo hacerlo en áreas oficiales y tampoco encontraron soluciones; lo sospechoso es que las pruebas siguieron a la vista de los que no cumplieron con sus deberes de funcionarios públicos (Art. N° 248 y 249 C .P.N.). 

En lo que va de 2012 creo que los medios no han tocado el tema (en el Norte argentino la prensa no comunicaría detalladamente la pobreza, marginación y explotación de comunidades indígenas, menos la realidad del tráfico ilícito de fauna), además tampoco me ha interesado averiguar la situación actual del zoológico a sabiendas que todo está mal en el país, con rencores creados e incentivadas divisiones entre hermanos, estancamiento en el subdesarrollo, vacío legal para los pobres sin derechos, luchas salvajes por enquistamiento en despachos de mando y demasiados dobles discursos (no generalizo), entonces quejas acerca de deforestación y exterminio de especies silvestres caerán en tradicionales "sacos rotos" y argumentos previstos para defender lo indefendible. Detrás del manejo de tierras, madera y fauna vulnerable se mueven inescrupulosos comerciantes y poderosos intereses económicos.

Por supuesto, la protección de la fauna silvestre no es competencia municipal, pero sí lo es controlar la venta de loros y cotorras considerados plaga, aves peligrosas para la salud humana, a tal extremo que hay ejemplares portadores sanos (que no presentan síntomas de la enfermedad) y pueden ocasionar la muerte de personas que no reciben inmediato tratamiento médico, siendo los más vulnerables niños, ancianos y mujeres embarazadas, como ha ocurrido en Buenos Aires hace algunos años por la compra de cotorras verdes en ferias ambulantes y pajarerías, tareas descuidadas en casi todo el país por las autoridades municipales, especialmente del área de Salud Pública.

Caballos Maltratados en las Calles e Impunidad para Infractores  

(Parte III)

Otro tema preocupante es la invasión de carros con caballos en la ciudad de Santa Fe por un posible acuerdo de autoridades municipales y punteros políticos (historieta heredada de la administración anterior), con respaldo de un importante ministro, al respecto una entidad me envió copia de compromiso que esa gente firmó, así con luz verde oficial, cartoneros y chatarreros andan por calles y avenidas recogiendo material negociable, poniendo en riesgo a peatones y automovilistas más allá de generar suciedad animal en todas partes.

Los carros llevarían impreso en sus laterales un número de registro municipal luego que lo caballos pasan los por la "revisación" (?) de un veterinario del organismo oficial que -según los denunciantes- certificaría “buen estado físico” (entiéndase: aptitudes para arrastrar cargas superiores a sus fuerzas y trotar sobre pavimento y terrenos desparejos más de diez horas por día, sin descanso bajo el sol y lluvia), cuando ha quedado probado por defensores de los animales y sus peritos médicos que gran número de equinos están desnutridos, con lesiones visibles, herraduras defectuosas o faltantes, con parásitos externos e internos, cuerpos deformados, ejemplares viejos con resistencia anulada por dolores generales, otros con cicatrices por maltrato y fricción de arneses resecos y reforzados con alambre, vasos partidos, heridas sangrantes e infectadas, etc.

El origen de los animales es dudoso, no se puede argumentar: "me lo regaló un tío", "era de mi padre", "lo encontré en la ruta", "nació en mi casa", "me lo vendió un cartonero que se mudó", etc., y lamentablemente diferentes funcionarios "dueños de la verdad" no considerarían que el asunto deba ser investigado. La deducción es simple, un caballo que no cuesta nada o en el mercado negro vale monedas es maltratado con facilidad, no es cuidado y se lo usa hasta el límite porque rápido lo reemplazan; los destruidos o muertos son vendidos por monedas a mataderos clandestinos para carne de consumo humano. Así es la milonga aunque algún pícaro insensible quiera desmentirlo. 

La triste situación es conocida por legisladores que mirarían para otro lado (claro...de los cordones de pobreza obtienen con comodidad millones de votos), la policía “haría lo que puede y trabajaría bajo presiones”, los jueces penales tienen los ilícitos a la vista en toda la ciudad y las pruebas servidas en cada expediente iniciado por proteccionistas pero  la Denegación y Retardo de Justicia (Art. N° 273 / 274 del Código Penal de la Nación ) sería moneda corriente ¿o hay actuaciones de oficio todos los días? ¿Qué pasa con decenas de denuncias de particulares a los que autorizan incautar caballos maltratados? ¿Todo es teatro para cubrir apariencias? 

Los actos de crueldad son probados mediante revisaciones veterinarias, certificaciones, fotografías y filmaciones, los jueces tienen a disposición los animales en estado lamentable, con daños corporales, pero no van a verlos; hay infractores identificados (muchos reincidentes impunes) y misteriosamente las causas serían archivadas sin que los magistrados apliquen el derecho, procesen y condenen a los autores de violar la Ley nacional N° 14.346 que reprime los Actos de Crueldad contra los Animales (Art. N° 1°, 2° Inc. 1, 2, 3, 4  y 6, Art. N° 3 Inc. 7) , es decir, el círculo vicioso se sostiene desde diferentes estructuras de poder ¿o alguien va a negar la terrorífica realidad? Sin ir más lejos, meses atrás habrían incautado en el centro de la ciudad de Santa Fe un caballo totalmente ciego tirando un pesado carro ¿El veterinario municipal no advirtió que el equino tenía anulada la visión? ¿Y la ética profesional? ¿Y la ética en la función pública? ¿El Colegio de Veterinarios hace vista gorda y oídos sordos acerca de estos comportamientos en sus matriculados? ¿Todas las autoridades se lavan las manos?  ¿Fue condenado el que usó ese caballo ciego? ¿Han investigado al veterinario municipal que avaló su uso? ¿Todos estos señores influyentes piden a Dios salud y prosperidad para ellos y entorno familiar? ¿Tiene Dios quien permite el dolor de los animales pudiendo corregirlo con la autoridad que le ha dado el pueblo? En dos años he recibido más de 100 fotografías estremecedoras, copias de actas de incautaciones, datos acerca de expedientes “olvidados”, certificaciones médicas, etc.

Quiero dejar aclarado que no estoy defendiendo la actuación de proteccionistas que no conozco, menos a los que salen a incautar caballos. Pude hacer una investigación de las diferentes veredas enviando a esa ciudad a una colaboradora de prensa para observar la situación y registrar entretelones; conversó con informantes  -no protectores- reunió datos de importancia, filmaciones, fotos y determinó que algunas cosas no se hacían en estricta transparencia.

Es de conocimiento público que soy el primero en salir a defender a los animales y no estoy de acuerdo con la cruel explotación que hacen los carreros, porque la pobreza debe llevarse con dignidad, empujando con las manos cargas pesadas como hace una mayoría de jóvenes y señores mayores sin temor a las inclemencias del tiempo en la Capital Federal. Llegan de distancias muy largas en trenes y recorren el centro llevando a pulso impresionantes montañas de cartones, metales, botellas, etc. Ese trabajo vale y es honesto. 

Un capítulo aparte merecen los que rompen bolsas de residuos ensuciando veredas y tapando alcantarillas (me refiero a Buenos Aires), los que aprovechan para robar placas metálicas, manijas de puertas y espejos externos de automóviles, también numerosos insensibles que pasan por algunos barrios con caballos extenuados gracias a autoridades ineptas que permiten ilícitos asegurándose votos futuros de los cordones marginales y así seguir enquistadas en cargos públicos.

Indudablemente, en Santa Fe están oficializados los actos de crueldad con equinos que tiran carros, autorizaciones que rozan la miseria espiritual, pero debo aclarar que tampoco veo bien que entidades particulares publiciten cuentas bancarias para conseguir dinero regalado, reciban otras donaciones y busquen socios para que los apoyen económicamente todos los meses, recaudaciones que el Estado tendría que controlar en prolijas contabilidades y ver a qué lugar va a parar esa "cosecha". 

A través de décadas me he caracterizado por ajustarme a lo legal y analizar las cosas con respeto, fiel a la verdad y desde una óptica neutral.

Habría gente que persigue con obsesión a los pobres para sacarle sus caballos y no considero correcto que el denunciante bajo ningún pretexto se quede con animales incautados, menos que los pasen a familiares para que los “cuiden”, ese interés especial y personal se apartaría del marco legal y resulta sospechoso.

En rescates de caballos procedentes de actos de cuatrerismo y maltrato he trabajado con equipos y dinero propio, apoyado por un prestigioso médico y los he derivado para su recuperación a lugares de total confianza (no entes protectores),  siguiendo de cerca la evolución de cada animal, documentado las novedades. Los jueces penales rectos e independientes del poder político no devolvían por ninguna razón los caballos sin documentación de origen y menos los incautados por maltrato, lesiones visibles, tirar cargas superiores a sus fuerzas, falta de herraduras o son animales viejos, muy jóvenes, hembras preñadas, etc. Así era hasta el 2002 y 2003, hoy no sé. 

El uso de caballos para trabajos de fuerza tendría que prohibirse en ciudades y rutas, no valerse las autoridades municipales de promesas falsas y proyectos de proveer a los chatarreros de vehículos con motor porque deberán invertir millones de dólares en seguros, repuestos, contratar mecánicos y mantener a las unidades; si no tienen piedad con los caballos y no los alimentan ¿alguien puede pensar que los chatarreros van a pagar los gastos de combustible o de baterías para movilizar a sus vehículos?  Contaminarán el ambiente, aumentarán los ruidos molestos, producirán accidentes de tránsito y cuando sufran desperfectos o rompan los transportes volverán a usar caballos o harán piquetes cortando calles y avenidas para presionar a los funcionarios pidiendo soluciones; no hay dinero que alcance para comprar millares de ciclomotores y hacerlo de a poco no servirá para nada, además las autoridades en todas estas inversiones podrían distraer fondos públicos y disfrazarlos de legalidad (compras y gastos inflados) como pasaría con material y equipamiento de hospitales públicos, comisarías, cárceles, escuelas, geriátricos oficiales, etc. He realizado investigaciones (no me refiero a Santa Fe) y comprobado hechos cuestionables. 

¿Aumentarán los impuestos y exprimirán a los contribuyentes que siempre pagan los platos rotos de las equivocaciones y abusos oficiales? Los mencionados vehículos no servirán para andar diez o doce horas por día, sus cubiertas y motores no durarán un mes, no podrán llevar dos o tres personas arriba y soportar demasiados kilos de cartones, hierros, heladeras viejas, ladrillos, etc.

No deberían permitir ilegalidades en nombre de la pobreza. Los funcionarios que necesiten votos fáciles y aplausos que los obtengan sirviendo con ética al prójimo,   sin ambiciones desmedidas o dejen lugar a otros evitando confrontaciones por los "dulces" que posibilitarían los cargos públicos; los chatarreros que quieran recoger material negociable que hagan como en Capital Federal que llegan desde grandes distancias y usan carros arrastrados a mano.

Las autoridades de aplicación no tendrían que proponer soluciones mágicas con dinero ajeno ni apelar a dobles discursos y mentiras folklóricas para ganar tiempo, porque está visto que se suceden los intendentes, legisladores y gobernantes y pronto se convierten en estancieros, dueños de empresas, etc. (no generalizo), los que menos triunfan igual pasan vivir en medio de lujos (dicho sin intenciones de ofender) y nada cambia a favor del pueblo, la inflación crece, culpan a los que se fueron, permiten la anarquía, las protestas sociales continúan, los abusos no cesan y los indigentes sin techo aumentan de manera alarmante. ¿No es así? que alguien me demuestre lo contrario y de paso me señalen un pobre entre los que manejan escritorios de poder.   

No estoy vinculado a entidades protectoras (respeto a las honestas), sólo he asesorado desinteresadamente a alguna persona que creí en el camino correcto, apartándome de inmediato ante la menor comprobación de irregularidades. Sobra decir que soy inflexible y no tengo paciencia con los caprichosos y fundamentalistas de la defensa animal (no generalizo) que quieren manejar las cosas sin idoneidad y dentro de un marco de abusos, y como alguna vez en la vida pasé insoportable hambre y enfermedades al enfrentar la vida solo (vieja y durísima experiencia que me enorgullece) sin apartarme del camino recto, hoy me afecta saber que los pobres se multiplican y parecen usados por la clase política como papel higiénico,  nunca ayudados a salir adelante. Sería (lo digo en potencial) estrategia planificada tener un pueblo inculto y con hambre para manejarlo con facilidad, entonces junto a los derechos de los animales también defiendo los derechos de mis hermanos que sufren y no merecen que algunos pícaros se aprovechen.

Desde oficinas de poder les darían impunidad para maltratar animales, forma de  tenerlos conformes, “contentos”, es decir, engañados, y así los que tienen la "sartén por el mango" (no generalizo) evitarían usar arcas públicas en salud, educación, vivienda y crear fuentes de trabajos dignos ¿para ahorrar en bien del país? no, no precisamente eso. En el medio de este pan y circo aparecen ciudadanos que quieren evitar los actos crueles y se oponen (con razón) a que los pobres usen caballos viejos, enfermos o lastimados y se organizan para incautar animales, sin encontrar recta y rápida administración de justicia frente al problema, cuadro de situación que corrompe, desata tironeos, arbitrariedades y abusos de las partes. 

Los inspectores municipales deberían controlar asuntos de importancia y que los contribuyentes no sientan que regalan sueldos a una cadena funcionarios que durante décadas parecen más de lo mismo; los inspectores municipales no deberían involucrarse en hechos de vergüenza y disfrazarlos de "disposiciones vigentes" como confeccionar un acta de infracción (multa en definitiva) por un canario cantor que vivirá prisionero de por vida en una jaula pequeña, esto es poco serio y si recorren la ciudad verán "ocupación de espacio público" y otras faltas más graves en centenares de comercios, especialmente bares, confiterías, kioscos, talleres mecánicos, etc. 

Dato: con el argumento que los gatos combaten cucarachas y ratas, los dueños de restaurantes, panaderías, pizzerías, almacenes, fiambrerías, casas de ropa para bebés, carnicerías, supermercados, fábricas de pastas, etc., tienen felinos que andan entre la mercadería, arriba de mostradores y mesas y no he visto en todo el país que las autoridades municipales se preocupen por la salud pública, incluso los gatos abundan en los hospitales y caminan en las salas de internación y nadie lo corrige.

Por supuesto, no está bien colocar una jaula en la calle porque podría lastimar el cuerpo de una persona distraída y tampoco apruebo la tenencia de aves en el interior de locales donde se venden verduras u otros comestibles; las autoridades de aplicación están obligadas a actuar con imparcialidad sin buscar beneficios personales, primero tienen que aplicar multas a los de añeja impunidad y conseguir que los lugares que he mencionado (y muchos más) no tengan animales, que los dueños los dejen en sus viviendas. Sólo cuando exista un control parejo, incluyendo no permitir la circulación de algunos caballos con enfermedades contagiosas y se impida en la ciudad y alrededores la venta de aves psitácidas consideradas peligrosas para la salud pública, tendrán autoridad ética para cuestionar la exhibición de un pajarito doméstico en una verdulería, porque en momentos de tantos infractores intocables a la vista de funcionarios municipales, judiciales, policiales, etc., multar a un contribuyente por un canario, más que un acto equivocado es un procedimiento despreciable, arbitrario y de vergüenza. La vara correctiva antes debe alcanzar a los que burlan descaradamente normas legales de mayor importancia, no hacer blanco en perejiles sin influencias. Sobran las infracciones graves para sancionar y eso es innegable.   

Carlos Estrada  * escritor, ex periodista parlamentario y ex columnista de revistas jurídicas, periodista de investigación, dedicado a actividades ecuestres, con rescates de más de 600 caballos de actos de cuatrerismo y maltrato, experto en fauna salvaje, entendido en técnicas de rehabilitación y derecho internacional animal, proteccionista independiente impulsor de la primera condena en la historia del Poder Judicial argentino contra un traficante ilegal de especies protegidas (década del '80), incautaciones de reiterados millares de animales vivos, cueros y pieles silvestres por muchos centenares de millones de dólares -récords nunca igualados en el mundo-, figurando repetidas veces en Versión Taquigráfica legislativa especial de 801 páginas (año 1990), libros europeos, revistas especializadas y de instituciones oficiales, extensos cables noticiosos de AFP semanales entre 1987 y 1993  aproximadamente, varios centenares de diarios nacionales y extranjeros (prensa en papel), decenas de certificaciones oficiales y científicas y máximos reconocimientos internacionales. Documentada trayectoria pública desde 1970.

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Buenos Aires, Argentina, escrito el 22 de noviembre de 2012. 

Distinguido lector: los artículos no siempre son leídos por las mismas personas, entonces al pie incluyo una reseña de conocimientos como refuerzo del relato, haciendo hincapié en sólida experiencia profesional lograda a través de décadas de trabajo con animales (entre otras actividades) y parte de la documentación existente en archivo. Si toco la vanidad de algún opinólogo o intereses de posibles involucrados, pido disculpas.

Las fotografías copiadas podrían tener defectos, pero no pierden valor como documento probatorio.