Real Madrid empató 2-2 con Barcelona por la séptima jornada de la Liga BBVA en un clásico con muchas ocasiones disputado en el Camp Nou que fue de alto voltaje de principio a fin, donde se vio lo mejor del fútbol de los dos mejores clubes del mundo que siguen con ocho puntos de diferencia en la tabla de la Liga, y donde anotaron dobletes de otro planeta Cristiano Ronaldo para los merengues y Lionel Messi para los blaugrana.
Un justo resultado por lo que se vio en el campo de juego. El Madrid comenzó mejor, sin dejar jugar en lo absoluto a un rival que se mostró perdido en el campo de juego y que no podía conectar el balón en dirección a su goleador Messi, mientras en la visita, Cristiano Ronaldo generaba constantes asistencias para Benzema y Di María, que hacían peligrar la portería defendida por Víctor Valdés.
Tras buscar por todos los medios jugadas para que sus compañeros marcaran, le llegó el turno al lusitano, quien a los 22 minutos, recibió una excelente asistencia de Benzema, tras ganarle la posición a un Dani Alves, que se retiró lesionado minutos después. Y Cristiano no falló. Remató de zurda y fusiló a Valdés, haciendo delirar a todos los merengues y poniendo haciendo notar la calma que tenía el equipo en el campo. Consiguiendo, además, ser el primer jugador en convertir en seis clásicos seguidos.
El Madrid iba por más y apenas dos minutos después estuvo a punto de ampliar la ventaja cuando el delantero francés chutó un balón y tras un rebote en el palo, sucedió lo mismo con Di María.
Poco a poco el dueño de casa trató de igualar los tantos y trató de aprovechar el juego colectivo que lo caracteriza y atacar con contragolpes, que el Madrid trató de apaciguar lanzando a Di María al lateral, como marcador de Alba. Fue entonces que a los 31 minutos, logró el transitorio 1-1 por intermedio de Messi, quien aprovechando un error de Pepe al saltar para despejar, encontró el balón suelto y fusiló a un Casillas que pedía posición adelantada.
La clave para los de Mourinho era entonces, seguir como si nada hubiera pasado e ir a por el segundo, mientras los de Vilanova buscaban asistir a Messi para que este se colara entre la defensa merengue.
Poco a poco el Barça se hizo de espacios e inquietando a la última línea madridista, generando incluso, varias oportunidades de peligro antes del descanso.
En el complemento, el dueño de casa trató de seguir con el juego mostrado en los últimos minutos de la primera mitad, y así fue que a los 61 minutos, tras una falta de Arbeloa cerca del área, Messi puso en ventaja a su equipo al convertir de falta, con un chute impresionante, como en la Supercopa, lanzando por encima de la barrera y superando a Casillas, que a pesar de volar, no llegó.
Claramente dominaba el Barça, pero el Madrid no bajó los brazos y a como podía trataba de adelantarse en el campo de juego. Cristiano seguía muy activo, a pesar de haber caído mal al intentar marcar y quedar mal del hombro, generó peligro y buscó cada balón como si fuera el último. Así fue que cuando nadie lo pensaba, a los 65 minutos, solo cuatro después del 2-1 parcial, el luso marcó el empate definitivo, su doblete personal, tras conseguir un balón perdido y definiendo a la perfección, con la magia de siempre, ante Valdés.
Ambos equipos pudieron marcar el tercer tanto para desempatar este duelo de titanes no apto para cardíacos, sin embargo, no fue posible. Ni los cambios, ni las estrategias, pudieron contra los palos ni las ganas de todos por convertir.
La diferencia en la tabla de posiciones continúa, pero fue un partido impresionante, con una respuesta digna de los dos mejores equipos del mundo, que hizo de este superclásico, otro de esos partidos que entrará a la historia, como “no apto para cardíacos”.