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Los jubilados respiran... de momento

Miércoles 22 de octubre de 2014

El presidente del Gobierno dijo que no las iba a tocar y millones de pensionistas respiraron tranquilos. Con Grecia, Irlanda o Portugal como ejemplos cercanos de países obligados a meter la tijera en las prestaciones por jubilación, los retirados españoles viven temiendo que las medidas de ajuste que más tarde o más temprano tendrá que tomar el actual Ejecutivo de Mariano Rajoy les afecte. Y posiblemente así será, según los expertos consultados.



"Evidentes y poderosas razones de carácter político y social avalan esta posición del Ejecutivo. Sin embargo, la presión de la consecución de los objetivos marcados de déficit público, y las posibles contrapartidas solicitadas por la Unión Europea ante el escenario de solicitud de un nuevo rescate, podrían obligar al Ejecutivo a reconsiderar su posición", alerta Antonio Méndez, abogado de Mercer. También Jaime Nieto-Márquez, director de benefits en Towers Watson, advierte que "es bastante probable que no se toquen ahora, pero muy posible que haya que hacerlo en el futuro, no por lo que diga Mariano Rajoy, sino porque la pirámide poblacional sigue ahí".

A eso hay que sumar que "a corto plazo los ingresos de la Seguridad Social, debido al alto desempleo, no van a ser suficientes para pagar las prestaciones", añade Álvaro Monterde, director de consultoría de previsión social de March JLT.

Esperando el maná del IVA

No son los únicos pesimistas. Para Antonio Suárez, director general de Óptima, no hay duda de que ocurrirá y "lamentablemente las pensiones bajarán, y probablemente será una decisión impuesta por Europa. Está por ver cómo y cuándo, quizá para finales de 2012, cuando sea evidente que la subida del IVA no tiene los efectos recaudatorios esperados".

Según las cuentas de esta empresa de planificación financiera, las pensiones se han convertido en el principal elemento por el que se disparará el gasto público en los próximos años. "La razón es el descenso de ingresos por cotizaciones a las Seguridad Social, que caen a un ritmo de un 2% anual, el aumento de la nómina de pensiones un 4,5% derivado de la subida de estas y del efecto sustitución de pensiones nuevas, más caras.

A estas tensiones hay que sumar la relación entre cotizantes ocupados y pensionistas que ha reducido el ratio de sostenibilidad a solo dos cotizantes por cada pensionista."

Ante este panorama, "la medida menos traumática, dentro de la inevitable impopularidad de este tipo de decisiones, sería la no revalorización de las pensiones, sin llegar al extremo de reducir las prestaciones", indica Méndez desde la consultora Mercer.

¿Congelación o reforma?

"El sistema público no puede mantener el actual nivel de pensiones y, en consecuencia, no se puede permitir su revalorización", reafirma Monterde. "Sin embargo, el congelar las pensiones no es la solución ya que no tiene en cuenta que las consecuencias, en términos de sacrificio, son muy diferentes para aquellas pensiones que no alcanzan los 1.000 euros mensuales respecto a las que cobran 2.500 euros. Es necesaria una reforma profunda y global, no una sucesión de parches", puntualiza.

Lo que todos los expertos consultados por CincoDías tienen claro es que, aun antes de entrar en pleno vigor, la actual situación está a punto de dejar vieja la última reforma de las pensiones adoptada la pasada legislatura por el Gobierno de Rodríguez Zapatero y habrá que afrontar nuevos cambios sin tardar.

"Si bien no es bueno generar alarmismo, se debe ser consciente de que las pensiones públicas están poco a poco dejando de ser lo que eran y que cada cual debe aprender a planificar su ahorro para la jubilación, a través de sus empresas con políticas flexibles de benéficos y a través del tercer pilar, con el ahorro personal", recomienda Nieto-Márquez. Y prosigue: "Está claro que las pensiones públicas deben modificar su concepción actual y su metodología de cálculo para pasar en el medio plazo a un modelo diferente, probablemente de capitalización individual".