Bienestar Salud y Belleza

Se dispara el consumo de Viagra en Jóvenes

Miércoles 22 de octubre de 2014

El consumo de viagra entre los jóvenes se triplicó en varios países del mundo desde que el medicamento, que aumenta el rendimiento sexual, ingresó en el mercado, según reveló una investigación sobre el tema. 



Los segmentos de mayor crecimiento fueron aquellos de entre 18 y 45 años de edad y entre los de 46 y 55 años, los cuales experimentaron aumentos de 312 por ciento y 216 por ciento, respectivamente, indicó el estudio. Por otra parte, el uso del viagra por razones estrictamente médicas declinó en todos los grupos en los últimos cinco años, se dio a conocer en el estudio.

Los jóvenes que usan el viagra como parte de una búsqueda de sensaciones intensas que combinan con otro tipo de drogas que pueden tener resultados nefastos. Otros, por su parte, abusan del medicamento para estar sexualmente activos constantemente.

Muchos expertos han advertido que este medicamento solo debe tomarse cuando el médico lo prescribe porque puede causar daños a la salud humana. Además, no cura cualquier tipo de incapacidad de erección. Aún así, ha crecido el número de varones que lo ingiere sin necesidad alguna.

Jóvenes dispararon el consumo de viagra

Los jóvenes dispararon el consumo de viagra en varios países del mundo. Al año se venden ocho millones de pastillas, según las farmacéuticas, eso representa un crecimiento en su uso del 500% en los últimos cinco años, y un aumento en las ventas de más del 200%.

Tal cantidad de pastillas desborda las necesidades de la población de hombres afectados por el problema, pero la realidad muestra que sí se consumen.
Ese mercado, se ha visto impulsado por los jóvenes, que convirtieron esos productos en drogas recreativas.
Y la razón es que, para ellos, en un mundo en el que la propaganda y el mercado transformaron la potencia sexual en un valor, es imposible quedar mal. 

El perfil de consumidores jóvenes nada tiene que ver con la imagen de posibles usuarios que la publicidad difundió cuando el primer medicamento contra la impotencia apareció en 1998: eran hombres mayores de 50 años, que daban la impresión de disfrutar un retiro tranquilo, solo opacado por la impotencia para la cual se ofrecía un remedio que se recetaba en consulta médica.
Con el remedio se oficializaron las cifras: en 1993, uno de cada diez hombres mayores de 40 años tenía impotencia. Hoy se dice que uno de cada dos, en el mismo rango de edad, la sufre en algún grado.

Droga recreativa

Urólogos expertos en el tema, afirman en que ha crecido el consumo de estos medicamentos entre los jóvenes, no propiamente por problemas de impotencia. Los jóvenes miden su rendimiento sexual por el número de actos sexuales realizados en una sola sesión y procuran mantener esa capacidad, que se va perdiendo con el tiempo. Estos medicamentos se los permiten porque acortan los periodos de recuperación, entre un acto y otro, explican.

Psiquiatra y psicoanalista opinan que valores como el amor, el compromiso, la entrega y la satisfacción mutua han sido remplazados por la exaltación de la satisfacción física auspiciada por una sociedad consumista.

El acceso a estos medicamentos en algunos países en el mundo no tiene obstáculos: aunque deben ser prescritos por un médico, solo el 5 por ciento de las dosis se venden con fórmula (los que más consultan son quienes en realidad lo necesitan y que tras probarlo todo no encuentran solución). En la práctica es un producto de venta libre.

Su composición

Los medicamentos contra la impotencia son tres moléculas: Sildenafil, Vardenafil y Tadalafil, que favorecen la dilatación de los vasos sanguíneos y, por consiguiente, la erección. Del Sildenafil hay un producto original, y entre copias y genéricos, 29 más. De las otras dos, solo dos marcas.
Hay quienes opinan que el control al expendio no disminuiría las ventas: su uso forma parte de una nueva cultura en la que la disfunción eréctil no tiene justificación.

Para otros estos medicamentos marcaron el comienzo de la segunda revolución sexual (la primera fue entre los 60 y 70 con los anticonceptivos). Ante el desborde expertos piden reconocer esta nueva realidad y tomar medidas audaces para prevenir los riesgos que puedan desprenderse de lo que algunos consideran un aporte a la calidad de vida.