A la salida del Banco, un joven veinteañero me pide unas monedas como colaboración.
- Le contesto:
No tengo monedas, pero ven acompáñame, que te voy a dar un café y 10 minutos de mi día.
-Además agrego:
Mira, tengo 58 años, trabajo de las 9 a las 21 hrs, y me gustaría saber que enfermedad te aqueja, que te impide hacerlo a ti también, tal vez te pueda ayudar.
- Me dice:
Es que no hay trabajo.
- Le comento:
De gerente tal vez no, pero se de un edificio en donde están buscando un aseador.
- A lo que responde:
No podría ¿Y si me ve algún conocido? Que vergüenza.
- Y le digo:
Bueno en todo caso es mucho más probable que un conocido te vea “pidiendo limosna” en la puerta del Banco…