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Desabastecimiento agudiza el drama en las zonas arrasadas por el tsunami

Desabastecimiento agudiza el drama en las zonas arrasadas por el tsunami

Falta agua, comida y combustible en las ciudades del noreste japonés que fueron barridas por las aguas.

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:21h

Cientos de miles de personas pasaron otra noche sin agua, alimentos ni calefacción en la región nororiental de Japón, la más afectada por el terremoto de 8,9 grados en la escala Richter y el posterior tsunami que sacudió el país el pasado viernes. Ello mientras la policía nipona subió a 10.000 la cifra de muertos y desaparecidos.

 

Según las autoridades, la catástrofe ha dejado al menos 3.676 fallecidos y 7.558 personas de las que se desconoce su paradero, según el último informe oficial provisional. Del total de fallecidos confirmados, algo más de mil ya fueron identificados y unos 400 cuerpos han sido entregados a sus familiares.

Tras el amanecer del cuarto día tras el terremoto, los equipos de rescate se enfrentaron nuevamente a la tarea de remover las ruinas y escombros en las ciudades y poblados situados en la costa nipona arrasada por el tsunami, en busca de cuerpos. Además, equipos de ayuda trataban de llevar comida a los damnificados en zonas aisladas como Oshima, una pequeña isla frente a la costa de la provincia de Miyagi. En ese lugar fueron encontradas ayer con vida unas 1.300 personas que escaparon del tsunami.

Además se informó que 2.000 habitantes de la ciudad de Minamisanriku, también de la prefectura de Miyagi, aparecieron ayer también vivos. Pero aún no se tiene noticias sobre unos 7.500 residentes de esa misma localidad, donde la mitad de sus habitantes habría sido arrastrada por el mar. En todo caso, las autoridades no pierden las esperanzas de que la gran mayoría haya escapado a localidades cercanas.

Tampoco se conoce el paradero de otras 8.000 personas del pueblo costero de Otsuchi, en la provincia de Iwate.

Ante la magnitud de la catástrofe y sobre los problemas a la salud que podría ocasionar la descomposición de los cuerpos de las personas fallecidas, el gobierno de la prefectura de Miyagi solicitó ayuda a otras regiones vecinas para comenzar con la incineración de los cuerpos con el fin de evitar la propagación de enfermedades entre los sobrevivientes.

Pero más allá de la cifra de muertos y la alerta nuclear que vive el país, la crisis humanitaria sigue desarrollándose en múltiples frentes.

Según informó la agencia Reuters, desde que ocurrió el terremoto ha habido un repentino aumento de niños huérfanos, se acrecienta la falta de agua, de alimentos y de electricidad. Además, unas 500.000 personas habitan desde el viernes en los casi 2.500 albergues de emergencia, la mayoría instalados en escuelas, muchas de las cuales no tienen luz ni agua en sus recintos.

Dentro de ellos el ambiente es de desánimo. Muchas de las personas albergadas, según Reuters, se preguntaban qué harían ahora para reconstruir su vida. "Sobrevivimos, pero ¿qué se supone que hagamos ahora?", dijo Sachiko Sugawara, de 63 años, quien permanece en un refugio.

"La gente está exhausta tanto físicamente como mentalmente", aseguró Yasunobu Sasaki, director de una escuela convertida en albergue en la ciudad de Rikuzentakata, de la prefectura de Iwate, que fue arrasada por el tsunami y que era hogar de 24.500 personas.

A la situación de los albergues se suma también el desabastecimiento. Según informó la agencia alemana DPA, la mayoría de las tiendas comerciales y supermercados de las ciudades costeras arrasadas por el tsunami fueron destruidos y en los pocos que quedaron en pie ya no queda casi nada.

Por ejemplo, en la ciudad de Kagamiishi quedó un solo supermercado. "La gente necesita sobre todo alimentos, pero apenas hay", aseguró un dependiente. Además, como muchos de los caminos y carreteras están cortados, la distribución de productos está paralizada, aseguran en esa ciudad.

Desde el terremoto del viernes y ante la posibilidad de una réplica de gran magnitud, prácticamente en todas las ciudades de la isla de Honshu, la principal del país y epicentro del movimiento telúrico, los ciudadanos se volcaron a las tiendas para comprar comida enlatada, pan, agua embotellada y papel higiénico, lo cual ha aumentado el desabastecimiento.

"Nos falta sobre todo agua potable, pero también víveres e información", declaró ayer el alcalde de la ciudad portuaria de Ishinomaki, Hiroshi Kameyana, otra de las ciudades costeras que resultó gravemente afectada por el tsunami. El gobierno japonés solicitó ayer a la población que evite acaparar alimentos, ya que esto sólo acrecienta la escasez de ciertos productos en el mercado.

Mientras, el gobernador de Miyagi, Yoshihiro Murai, aseguró que el mayor problema es la falta de combustible y medicamentos en los hospitales. Además, la autoridad detalló que las morgues no dan abasto para almacenar los cadáveres y necesitan que se les envíen urgentemente más ataúdes.

Rescatistas encuentran con vida a un bebé de cuatro meses bajo los escombros

Aunque los rescatistas trabajan contra el tiempo en la búsqueda de sobrevivientes, en medio de la devastación que se vive en la costa este de Japón, tras el terremoto y posterior tsunami que azotó esa zona el viernes pasado, las labores han dejado también historias esperanzadoras y de supervivencia límites. Ya es conocida la odisea del hombre que fue encontrado el lunes a la deriva, a 15 kilómetros de la costa, flotando sobre el techo de lo que era su casa. Pasó dos días en medio del océano.

Como esta historia, otros casos de personas que sobrevivieron y que quedaron bajo los escombros han comenzado a aparecer desde las ruinas de las ciudades japonesas. En el devastado pueblo de Ishinomaki, en la prefectura de Miyagi, una guagua de sólo cuatro meses de edad fue encontrada por los efectivos del Ejército bajo los escombros que dejó el maremoto.

"¿Cómo fue que sobrevivió?", se preguntaron los soldados, según el diario británico Daily Mail. La niña aparecía tres días después del terremoto y tsunami viva entre los restos de lo que era su hogar. Según contaron los miembros de las Fuerzas de Autodefensa de Japón, que recorrían la ciudad recogiendo cuerpos, de repente escucharon los llantos de un bebé bajo un cerro de escombros. La tomaron y la abrigaron ya que estaba deshidratada y con hipotermia. Al rato encontraron con vida a su padre, que también estaba bajo los restos de su casa. En Ishinomaki ya hablan de un milagro.

"Su hallazgo dio energía a la búsqueda, vamos a escuchar, mirar y buscar con mucha más diligencia a partir de ahora", dijo un funcionario civil que trabaja en las labores de rescate.

Mujer de 70 años permanece 92 horas atrapada en su casa

Mientras las historias de pueblos borrados del mapa y poblaciones enteras de las que no se tiene noticias continúan desarrollándose en la costa nororiental de Japón, surgen los casos de personas que vuelven a dar señales de vida cuando ya había poca esperanza de encontrarlos.

Según informó la agencia estatal Kiodos, efectivos de las Fuerzas de Autodefensa de Japón y del cuerpo de bomberos rescataron a una mujer de 70 años con vida en la localidad de Otsuchi, en la prefectura de Iwate, después de permanecer 92 horas atrapada entre los restos de su casa arrasada por el tsunami del pasado 11 de marzo.

Según contaron testigos del rescate a la agencia japonesa, la anciana, llamada Sai Abe, fue encontrada por los servicios de salvamento que habían sido trasladados desde la ciudad de Osaka.

La mujer estaba sentada en una silla en lo que quedaba del pasillo de su casa donde apenas fue rescata comentó que "llevo esperando aquí desde que ocurrió el terremoto", según detalló Yuko Kotani, vocero del departamento de bomberos de Osaka a la prensa local.

La mujer fue trasladada en ambulancia a un hospital de Kamaishi con síntomas de hipotermia, pero su vida no corre peligro, según fuentes de los equipos de salvamento citados por la cadena británica BBC.

Mientras, la televisión pública japonesa anunció que otra persona, esta vez un hombre, fue rescatado ayer en Ishinomaki, también en la prefectura de Miyagi.

Ambos rescates se produjeron 20 horas después de cumplirse el plazo habitual de 72 horas para encontrar sobrevivientes en un terremoto.

La tecnología en el rescate

Según informó ayer la revista Time, los rescatistas japoneses están usando robots de alta tecnología para ayudar en la búsqueda de sobrevivientes entre los escombros de difícil acceso.

Según un informe de la revista especializada en tecnología Ieee Spectrum, y citada por Time, dos equipos de robótica se destinaron al desastre en Japón, uno de ellos trabajando en Sendai y el otro en Tokio.

El equipo en Sendai utiliza una cámara, llamada de "Espectro Activo", que tiene ocho metros de largo y que logra entrar en pequeños lugares de hasta unos tres centímetros de ancho y alcanzar hasta ocho metros de profundidad, para localizar personas entre los escombros. Esta funciona como una serpiente con luz y cámara fotográfica en la punta, detecta obstáculos y puede buscar caminos y salidas por sí misma, así como levantar su punta mientras tenga cierta parte de la base colocada en terreno firme. Además, con un movimiento del operador, cambia su dirección "dramáticamente".

El segundo equipo es del Instituto de Tecnología de Chiba. Ellos utilizan el Quince, un robot plano con cadenas en las llantas. Tiene características físicas similares al Spirit Rover de la Nasa y es ágil para moverse en terrenos sinuosos e inestables.

Este contribuye en la búsqueda de sobrevivientes en los derrumbes e incluso puede subir y bajar escaleras sin problemas.

 

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