Mientras estábamos encerrados, en diciembre, Airbnb sacó a bolsa un buen paquete de acciones que terminaron el día a un precio tres veces superior al previsto solo un mes antes , valorando a la compañía en una cantidad superior a la de las cuatro principales empresas hoteleras juntas – más de cien mil millones de dólares-
Un par de semanas después y mientras seguíamos encerrados ,Ryanair anunció la compra a Boeing de 210 aviones 737-Max , con la pretensión de recuperar en tres años los niveles de tráfico anteriores a la pandemia, y de tener en operación en el 26, 150 aviones mas que antes . Mientras que el valor de sus acciones se ha mantenido, el de las compañías rivales ha caído hasta el punto de que ahora Ryanair vale más que B.A, Lufthansa y Air France juntas .
Los mercados han hablado alto y claro mientras estábamos enclaustrados y el mensaje que nos mandan es preocupante . Airbnb tendrá que seguir adelante con su voraz expansión para justificar el precio, ayudando en una primera fase a la recuperación turística, pero poniendo de relieve bien pronto las deficiencias de un sistema que dependerá cada vez mas de los alojamientos turísticos privados del centro de las ciudades.
Y para que esto pueda ocurrir Ryanair se tendrá que ocupar de enviar a esos destinos a los millones de viajeros que habrán perdido el miedo volar con la mejor medicina que se conoce: los billetes baratos y un alojamiento adecuado a sus bajos presupuestos.
Tanto Airbnb , como especialmente Ryanair, confían en que la necesidad de animar la necesaria recuperación del turismo impidan a los gobiernos y demás autoridades con competencia en la materia ,poner trabas a este crecimiento y es muy probable que así ocurra.
En ese caso habremos vuelto al modelo previo al encierro y se habrá perdido la oportunidad de la crisis