Esta frase da inicio a la introducción de mi último libro, terminado de escribir anteayer. Poderosa razón por la cual había estado ausente de las páginas de EMG desde hace algunos meses.
Ha sido un trabajo en cautiverio (confinamiento), desde donde sentí que al no poder apreciar el mundo en directo, tenía la atractiva y motivante alternativa -aprovechando dicha contingencia- de contemplar mi mundo pasado a través de diferentes cuentos y escritos iniciados allá por los años 70.
Considero que ha sido una buena manera de sobrellevar un encierro estricto de 120 días. Período difícil de soportar, pero necesario. Y siempre haciéndome la siguiente pregunta: ¿Qué habría sido de nosotros si durante esta pandemia no hubiéramos tenido celulares, internet, wasap y otras “yerbas”?