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Opinión: “Desde Mi Despacho...”

Porfirio

Por José Manuel López García (*)
martes 31 de marzo de 2020, 13:09h

31MAR20.- Uno de los filósofos que más ha influido en el ámbito del conocimiento filosófico es Porfirio. Originario de Tiro o Batanea de Siria nació hacia el 232 de nuestra era y dejó este mundo en Roma el año 304.

Porfirio

Tiro actualmente es una ciudad situada en el sur del Líbano. Hacia el año 262 o 263 fue a Roma a escuchar a Plotino. Fue su discípulo, y escribió muchas obras sobre una gran cantidad de temas de un modo brillante. Se le puede encuadrar dentro del Neoplatonismo.

Compuso grandes comentarios sobre obras de Platón y Aristóteles. En relación con el Estagirita comentó sus escritos lógicos. Pensaba que ambos grandes filósofos concordaban en lo esencial.

Escribió la Vida de Plotino y también se encargó de la sistematización y publicación de la obra Enéadas de su maestro y amigo Plotino. Se interesó también por la filosofía del vegetarianismo, algo que expresa o explica en su tratado Sobre la abstinencia. Fue también teórico de la música e historiador.

Durante una estancia en Sicilia, Porfirio compuso libros contra los cristianos y los criticó muy duramente. Rechazaba especialmente la divinidad de Cristo y elaboró muchos argumentos para la refutación o negación de las doctrinas cristianas de su época. De hecho, Porfirio estaba convencido de que la religión cristiana era perjudicial por ser ilógica, innoble y contradictoria.

Ciertamente, desde la mentalidad pagana de su tiempo pueden entenderse, en parte, estas críticas, pero también es verdad que la libertad religiosa debía haber sido tenida más en cuenta por Porfirio. Además, en el imperio romano había muchos cultos que también podían ser considerados como irracionales y supersticiosos empezando por la religión romana.

De todas formas, sus polémicas obras sobre el cristianismo, lamentablemente, fueron quemadas en el año 448 de nuestra era. Y de las mismas solo nos han llegado algunos fragmentos, que junto con los comentarios de otros autores son suficientes para saber sus planteamientos y lo que sucedió.

La más célebre de las obras escritas por Porfirio fue, sin duda, su Isagoge o introducción a las Categorías de Aristóteles, puesto que influyó a través de la traducción por Boecio al latín de manera muy notable en los pensadores de la Antigüedad y también en la Edad Media. Fue objeto de numerosos comentarios filosóficos.

Respecto a la doctrina de Plotino se propuso explicarla de una forma clara y comprensible e insistió sobre todo en los aspectos prácticos y religiosos. En este sentido, sigue la senda del Neoplatonismo que afirma que la finalidad de la filosofía es la salvación del alma. Y para ello es necesaria la purificación de la mente o del alma mediante el ascetismo y el conocimiento de Dios.

En el proemio de la Isagoge de Porfirio se plantean tres cuestiones que fueron el origen o naturaleza de las nociones o ideas generales de tal modo que como también escribe el profesor Manuel Mañas Núñez quedó abierto el problema de los Universales. Pero no solucionado. La primera cuestión es ¿Los géneros y las especies son realidades subsistentes en sí mismas o simples concepciones mentales? La segunda: si son realidades, podemos pensar si son corpóreas o incorpóreas y la tercera plantea que si son incorpóreas se puede suponer o especular acerca de si existen fuera de las cosas sensibles o materiales o unidas a ellas.

Porfirio interpretó la lógica aristotélica considerando las categorías del ser de Aristóteles en forma de entidades. En el medievo se valoró a Porfirio como seguidor de este gran filósofo, al menos en lógica. Esto facilitó los desarrollos filosóficos y teológicos del problema o la disputa de los universales a partir de Guillermo de Champeaux, Pedro Abelardo y otros filósofos y teólogos.

Para este pensador de la Antigüedad los conceptos se subordinan partiendo de los más generales o los más simples. El Árbol de Porfirio inició el nominalismo que es un antecesor de las modernas clasificaciones taxonómicas. Un ejemplo de clasificación es, por ejemplo, pensar que una sustancia puede ser corporal o incorporal. Un cuerpo puede ser animado o inanimado. Un viviente sensible o insensible. Un animal racional o irracional y el ser humano es clasificable de acuerdo con el Árbol porfiriano como racional.

De lo que no cabe duda es de que su nominalismo incipiente fue el inicio de esta corriente de pensamiento, que fue tan decisiva a lo largo de los siglos y que alcanza su máximo vigor con el filósofo y teólogo Guillermo de Ockham en el siglo XIV.

José Manuel López García (*)

(*) José Manuel López García es Doctor en Filosofía y Profesor

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