Desde 2003, al comprar una lata o botella de plástico desechable de cerveza, agua o refresco los alemanes deben pagar el "pfand", un depósito de 25 céntimos que solo recuperarán si devuelven el envase en un comercio.
Ya sea con una máquina o de forma manual, todos los establecimientos -desde un pequeño comercio a una gran superficie- que vendan envases sometidos al SDDR (sistema de depósito, devolución y retorno) están obligados a recogerlos.
"El reciclaje de los envases con depósito es del 98,5 %, en Alemania.
Antes, todos los envases debían llevarse al punto verde (como el contenedor amarillo), con el retorno consiguen recoger más materiales -la gente no quiere perder los 25 céntimos de depósito-, y de "mucha mejor calidad", pues al no mezclarse con otros residuos, son de una gran pureza.
Además, gracias al retorno han desaparecido las latas y botellas de las calles y de los parques alemanes. Hay personas que incluso se dedican a recogerlas para conseguir unos pequeños ingresos.
Y aunque las grandes superficies se opusieron por la inversión que debían realizar en las máquinas donde se devuelven los envases -cuestan alrededor de 15 mil euros-, ya han descubierto un filón de negocio en el retorno, dice el ecologista de "Deutsche Umwelthilfe".
Los envases devueltos en las máquinas automáticas de cada establecimiento pasan a ser propiedad de este, y en 2009, la cadena de supermercados Rewe ganó 12 millones de euros gracias al depósito