La zona de Rioja Alavesa y las variedades tempranillo (tinta), y viura (blanca), son la razón de ser y fundamento de la D.O.ca.Rioja. La Recaja 2016, es un vino fruto del viñedo situado en la parcela de este mismo nombre, y es definitorio del carácter y filosofía de Familia Valdemar.
Tras la quinta descendencia, los herederos siguen cuidando sus tierras y viñedos como aprendieron de sus mayores; para ello han tenido en cuenta su diversidad, ya que sus cepas se asientan sobre piezas pequeñas de terreno, donde cada finca es un complejo puzle parcelario, tanto en composición, como en altitud y orientación.
Cada uno de los viñedos de Valdemar se definen por sus propias reglas edafológicas, y en cada añada, ponen de manifiesto sus virtudes y secretos más íntimos. Un camino pleno de ilusión y de alegrías… también de alguna decepción.
La Recaja es un viñedo situado en una parcela de cepas viejas que se retuercen sobre suelos calcáreos. Sus escasos frutos, de tinta tempranillo con algo de la blanca viura - esta última, plantada en la cabecera del viñedo -, se encuentran condensados en las 1.581 botellas de este vino singular.
Un tinto exclusivo, que incorpora las técnicas de elaboración de Rioja Alavesa de toda la vida, macerando y fermentación (a la vez), una mayoría de uvas tintas con un porcentaje de blancas; costumbre elaboradora ancestral en la región riojana con las uvas de tempranillo+viura.
La referida técnica de vinificación es definitoria de La Recaja 2016, un tinto exclusivo, que asemeja en técnica elaboradora a otros famosos vinos de acreditadas zonas vitivinícolas del mundo.
Así sucede en Francia en Chateauneuf du Pape–Hermitage, con las uvas syrah+viognier; y en la Toscana italiana, con las castas sangiovese+trebbiano. Unos y otros, son vinos que maceran y fermentan sus uvas autóctonas de distinto color; y de este modo, consiguen incrementar la estabilidad del color, su complejidad aromática y el aporte de acidez.
Nota del Editor: Con el texto, el autor de este artículo ha incluido (además de la fotografía de la botella), dos fotos más. Una, de un viñedo y otra, de un viñedo con un refugio “guardaviñas” dónde de noche, permanecían los cuidadores del viñedo. El autor ha creído conveniente incluir la foto de la casa del “guardaviñas” como una curiosidad que desconoce la mayoría de las personas y que era una construcción fabricada sin argamasa con las piedras del viñedo.