Es más, el rico patrimonio monumental acumulado a lo largo de prácticamente dos milenios desde la fundación de Londinium por los romanos y su amplísima y atractiva oferta cultural y de ocio requerirán más de una incursión o, al menos, una bien cuidada planificación para conocer lo fundamental para quien sea su primera ocasión. Este año 2019, además, por si alguien necesita alguna excusa para ir a Londres, justo el 24 de mayo se cumple el bicentenario del nacimiento de la Reina Victoria, símbolo de toda una época y que tan buen recuerdo dejó entre sus súbditos.
Muy bien comunicada a través de sus cuatro aeropuertos y una completa red de transporte urbano –si bien, el Metro resulta un tanto decepcionante para quienes disfrutamos del magnífico suburbano madrileño-, tanto el Metro como los populares autobuses rojos de dos pisos son imprescindibles para moverse por la gran ciudad donde se dan cita gentes de todo el mundo. Los tour guiados en autobús también resultan una cómoda opción para hacerse una composición general sobre esta ciudad casi inabarcable y conocer lugares tan emblemáticos como el Palacio de Buckingham, la Abadía de Westminster, la City –centro financiero mundial- y la catedral de San Pablo, la Torre de Londres y su famoso puente, o el del Millenium, el London Eye, desde donde se pueden conseguir magníficas vistas de la ciudad, Picadilly Circus, Trafalgar Square, con el monolito a Nelson…
Londres es, además, una de las urbes del mundo con más espacios verdes. Entre sus jardines históricos destacan algunos como el de Kessington, junto a su palacio homónimo, o el de Hyde Park, entre otros. Jardines que albergan también una fauna que sorprendentemente incluye a una colonia de nada menos que 10.000 zorros, que conviven en armonía con los londinenses.
La oferta museística es impresionante. Algunos de los museos imprescindibles son el Albert Museum, la National Gallery, con muestras del arte pictórico de todos los tiempos, o el British Museum, que acoge algunas de las rapiñas obtenidas en el transcurso del Imperio, como las Cariátides de la Acrópolis de Atenas, que los griegos reclaman sin éxito desde hace tiempo.
La oferta teatral y de musicales es también amplísima y apta para todos los gustos. Londres acoge numerosos estrenos mundiales, que harán las delicias de los amantes de estos géneros.
Pero no todo es cultura. Una visita a Londres no sería completa sin dedicarle algo de tiempo a las compras, con buenas ofertas para quien sabe buscar. Aunque no está al alcance de todos los bolsillos, una incursión en los famosísimos almacenes Harrods es obligada. También hay una opción interesante en alguno de los numerosos mercadillos, entre los que destacan Covent Garden, Camdem o Portobello.
Y entre tanto esfuerzo, que ya se sabe que la vida del viajero es muy dura, hay que reponer fuerzas. En una ciudad cosmopolita como Londres, la oferta culinaria es muy variada y apta para todos los gustos. Para quien quiera disfrutar de la típica gastronomía británica, ésta no se distingue por su exquisitez. Las opciones en este caso, para presupuestos ajustados, pasa por las tradicionales fish&chips, pudding de carne, salchichas… todo ello bien acompañado con guisantes y/o puré y regado por una pinta de cerveza. Se trata de una experiencia que hay que vivir en cualquier pub.
Y desde luego, no puede faltar la hora del tradicional té, que sigue siendo toda una institución en el país. En cualquier caso, siempre quedaré un regusto de que nos ha sabido a poco nuestra visita, y que habrá que repetir más pronto que tarde.
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