De pronto, como a la tercera visita en tan corto período, le digo: “Sabes, no es necesario que la controlemos tan seguido, tu hijita está bien y basta con que nos veamos una vez al mes.
Su respuesta, jamás la olvidé: “Ay doctor! Déjeme venir no más! Le explico: Vivo en la casa de mi suegra y la señora se entromete en todo. Si voy al supermercado… ahí está al lado mío; si voy a la feria… ahí está al lado mío; si voy a misa… ahí está al lado mío. Y siempre me recalca: “A la única parte que no me dan ganas de acompañarte, es al Pediatra; porque los niños hacen mucha bulla y siempre está muy llena y es demasiada la espera en esa consulta”. Por favor, doctor, déjeme seguir viniendo; aunque mis pocas horas de libertad me cuesten una consulta semanal”.