Esta es la atmósfera que se respira en la obra Obscuridad de Jan Vilanova, dirigida por Gorka Lasaosa y Aber Vernet e interpretada por Dafnis Balduf y Karlos Aurrekoetxea, magníficos actores.
Huis clos, “A puerta cerrada” del filósofo francés Jean Paul Sartre es la referencia analógica más obvia, que el Esperando a Godot de Samuel Beckett, que se cita en el programa de mano o el Giro al infierno John Ridley. El infierno son los otros; el conflicto entra con ellos, pero la soledad es al mismo tiempo una extrañeza que no se soportaría. Estamos condenados a entendernos o más bien a soportarnos. Y esperar a ver que sucede: ¿el fin del mundo? Podría ser, pero queda una capsula encriptada y la comida liofilizada para prolongar un poco más la vida. El infierno es el otro, pero también los de fuera, de los que se recela y se rechaza.
Bien dirigida, la obra tiene ritmo, los actores son buenos de palabra y sobre todo de gesto. Una hora larga de tensión y espera por parte del espectador, a la par que la espera de los protagonistas aparentemente antagónicos y con pactos puntuales. Se hace buen teatro alternativo en el País Vasco y así lo vemos cuando llega a Madrid, que hoy y ahora es la gran capital del teatro alternativo.