Esta hipótesis se produce en plena incertidumbre por la aprobación de los presupuestos del Estado del 2019, que por ahora tienen el rechazo expreso de la oposición de centro y derecha (Ciudadanos y Partido Popular) y de los partidos independentistas catalanes (PDeCAT y ERC).
Sánchez accedió a la Jefatura del Gobierno en junio del 2018 tras una moción de censura contra el conservador Mariano Rajoy apoyada por las formaciones de izquierda y los nacionalistas vascos y catalanes, en el ecuador de una legislatura cuyo final está previsto para mediados del 2020.
Pero tanto el PP como Ciudadanos han intensificado su presión a Sánchez tanto en el Parlamento como con manifestaciones en la calle, para que adelante las elecciones, con el argumento de que no se puede mantener en el poder con el apoyo de los independentistas catalanes.
España celebrará elecciones locales, regionales y europeas el 26 de mayo, pero los dirigentes regionales del Partidos Socialista (PSOE) han pedido a Sánchez no unirlas con unas legislativas, de modo que las primeras no se "contaminen" con el debate nacional, especialmente con la crisis política de Cataluña.
Sánchez afirmó que los independentistas catalanes y los partidos de derecha votarán contra los presupuestos del 2019 y se preguntó si ambos viven mejor en la confrontación que en la búsqueda de soluciones.
"¿No será que viven mejor en la confrontación que en las soluciones?", se preguntó Sánchez, quien recordó además que la independencia de Cataluña "ni es constitucional ni la quiere la mayoría de catalanes".
Estas reflexiones del jefe del Ejecutivo se producen en el inicio de una semana crucial para la supervivencia de su Gobierno, que tiene un exiguo apoyo parlamentario (el Partido Socialista -PSOE- apenas tiene 84 de los 350 escaños del Congreso).
Si Sánchez no tiene apoyo para las cuentas del Estado aumentan las posibilidades de que convoque elecciones legislativas anticipadas, según los analistas.