Si disponemos de unos cuantos días para acercarnos a la capital lisboeta, no deberemos olvidar una buena guía de Lisboa para aprovechar la ciudad al máximo. Sumergirse en la esencia de Lisboa pasa por, al menos, probar su gastronomía, escuchar un fado y descubrir su historia.
Sus calles, sus adoquines y sus cuestas
Aunque parece un tópico, una de las mejores cosas que podemos hacer en Lisboa es pasear. Sus callejuelas albergan numerosos rincones muy especiales, repletos de estrechas escaleras de piedra adoquinadas. Entre los barrios más bucólicos para caminar tranquilamente es el Bairro Alto. Si nos quedamos durante un tiempo por la zona, podremos ver el emblemático tranvía subiendo y bajando sus calles. Además, iremos subiendo mientras disfrutamos de unas maravillosas vistas de la zona. Podemos aprovechar también para acercarnos a zonas emblemáticas como la Praça do comercio o la Praça do Rossio. Otra parte de mucho encanto para caminar es la zona de Belem.
¡A comer!
Tras las subidas y bajadas del Bairro Alto, es muy probable que nuestro estómago comience a quejarse. Si algo bueno tiene Lisboa es que podemos comer mucho, bien y por poco dinero. Si queremos disfrutar de la gastronomía portuguesa, uno de los platos por excelencia es el bacalao, del que existen numerosas recetas. Sin ser típicamente lisboeta, pero sí propias de la cocina portuguesa, se encuentran las migas a la alentejana o la alheira. De postre, no podremos evitar probar los pasteis de Belem, un suculento dulce. Si preferimos un sabor diferente, siempre podremos pedir un “queijo da Serra”. Si tenemos suerte, podremos encontrar sitio en alguno de los restaurantes del centro de la ciudad en los que comer mientras escuchamos un fado en directo. Es el caso del barrio de Alfama, sin duda, uno de los ambientes más cautivadores y bohemios. Además, en Lisboa existentes numerosos restaurantes con gastronomía típicas de algunas excolonias en los que podemos degustar suculentos platos típicos de países como Brasil o Cabo Verde. Así que, si tenemos la oportunidad, probar por ejemplo una cachupa caboverdiana puede ser inolvidable.
Museos imprescindibles
Seamos más o menos fans de los museos, hay algunos que no nos podemos perder, ya que nos ayudan enormemente a entender la ciudad, sus gentes, su historia y sus costumbres. Uno de ellos es el Museo do Aljube, situado en la Rua Augusto Rosa. Se trata de un museo dedicado a la resistencia y a la libertad, tal y como reza la segunda parte de su nombre. En él se recuerda el régimen dictatorial de Salazar y, dado que el propio edificio del museo ejerció de cárcel durante esa época, rememora algunos de los episodios más duros y realistas acontecidos en las celdas. Un golpe de realidad e historia para no olvidar la dictadura ni la Revolución de los claveles.
Si (
No(
