Carta a la superviviente de “La Manada”

Y en internet, por supuesto, en forocoches y burbuja.info unas cuantas alimañas difundieron datos personales de la superviviente de “La Manada”. De la que sobrevivió a los cinco cabestros, a su noche de borrachera y delincuencia, a su machismo recalcitrante y a su desprecio, a sus grabaciones y a su robo. A su violación múltiple. A sus once penetraciones. Esa superviviente a la que intentaron destrozar el alma un poquito más si cabe con una estólida carta que el guardia civil Antonio Manuel Guerrero publicó hace apenas unas semanas. Aquellos renglones torcidos nadaban en un mar de tinta empapados de mezquindad y reproches, de mentiras y amenazas. Aquella unión de letras firmada por las pezuñas de un verraco rebosaba chulería.

Y al fin, entre tanto canalla, la heroína de esa historia ha roto su silencio. La superviviente de “La Manada” ha enviado una misiva a un conocido programa de televisión y al contrario que el texto de uno de sus agresores, éste ha sido un escrito lleno de fraternidad, sonoridad y amor. Porque la grandeza que invade a ciertas personas puede demostrarse de muchos modos y la carta de C. ha sido de lo más elocuente desnudando una gratitud que sólo pueden poseer seres humanos nobles. Intentaron despojarte de tu amor propio C. pero ha quedado más que patente que no lo consiguieron, que sin embargo te han hecho más fuerte.

Y yo hoy, en mi nombre y en el de una mayoría de la población te digo: Gracias a ti C. Gracias por haber denunciado lo que sucedió esa terrorífica noche, gracias por haber resistido todo el proceso, por tu naturalidad ante las preguntas de magistrados que buscaban hundirte inquiriendo por ejemplo la edad a la que perdiste la virginidad. Gracias por no desalentarte cuando uno de los abogados contrató un detective privado para seguirte porque en el ancestral “Manual de la buena mujer violada” deben decir que además de estar destrozada debes parecerlo. Gracias por haber soportado aquella sentencia insultante en la que se condenó por abuso y no por agresión y sobre todo por haber escuchado y leído las alucinaciones de aquel tal Ricardo que veía una orgía donde las demás veíamos una violación. Gracias por haber mantenido energía aún después de aquello y haber reunido valor para recurrir la sentencia. Muchas, en tu piel, extenuadas, dolidas, tristes, irritadas, defraudadas e impotentes habríamos decidido olvidar este asunto. Carpetazo y a seguir. Pero tú continuaste en pie sin desfallecer.

Gracias porque a raíz de tu decisión de denunciar ha salido a la luz toda la miseria que ocultaba esta sociedad bajo las alfombras. Principalmente en las leyes, en la pupila de ciertos jueces y en la lengua viperina de ciertas personas que todavía viven en aquel siglo en el que nos quemaban por brujas. Gracias a ti se iniciaron los trámites para que se revisara el Código Penal y no sólo eso sino que una comisión del ministerio de Justicia compuesta en su mayoría por hombres ha pasado a ser equitativa. Hubo dimisiones, reuniones y transcurrieron varios días hasta que al fin dicha comisión lucía la palabra paridad. Eso ha sucedido 2018 años después de Cristo y ha sido gracias a ti y tu arrojo. ¿Eres consciente de cómo va a cambiar la vida de muchas mujeres después de este caso? Nos das las gracias por haberte apoyado pero la que ha hecho un gran favor a todas las féminas que habitamos España y a las que están por nacer has sido tú. Sólo tú.

Antes de aquel mes de julio de 2016, ¿cuántas violaciones se habrán condenado simplemente como abuso? Si se han atrevido a dictar este veredicto e incluso a ponerles en libertad en un caso tan mediático, ¿qué habrá sucedido en otros juicios a puerta cerrada? ¿A cuántas mujeres les habrán preguntado si cerraron bien las piernas ante el silencio de una sociedad ajena a ese flagrante menosprecio a víctimas de violaciones? Gracias C., por todos los excrementos que han quedado a la intemperie provenientes de instituciones medievales.

La ola de indignación que incendió España tras la sentencia arrasó con el silencio femenino. Afloraron al exterior miles de casos en los que tantas mujeres habían optado por callar. El movimiento #cuéntalo en redes sociales puso de manifiesto los continuos abusos y agresiones con los que tenemos que convivir por el mero hecho de haber nacido hembras. Qué caro sale tener vagina. Qué barato usar el pene cuándo y dónde y con quién no lo desea.

Decía al comienzo de este artículo que este suceso ha estado desbordado de desgraciados. Pero el final del mismo será nuestro. Tuyo C. liderando una frondosa bandada de mujeres libres como aves impertérritas ante las críticas que han alzado la voz al unísono. Ya no nos callará nadie.

Gracias C. por haber sostenido con tus dedos temblorosos el llanto derramado, la rabia contenida, los vaivenes emocionales, el dolor y la pena y haberlos destilado en forma de dignidad, coraje y valentía. Gracias por haber acariciado la palanca capaz de propulsar un cambio en las entrañas y en el grito de miles y miles de mujeres y hombres en todo el país. Gracias por ser ejemplo.

Has infundido ánimos a muchas otras agredidas para denunciar. Has seguido en pie a pesar de los muchos y gratuitos ataques vertidos hacia tu persona. A pesar de lo fácil que hubiera sido rendirte. Has promovido, sin quererlo, una futura modificación en el Código Penal. En definitiva, has hecho Historia C. Te confieso, de mujer a mujer: siempre estaremos en deuda contigo. Una vez y mil veces más: “Hermana, yo sí te creo”.