El libro lleva ilustraciones de algunas fotografías del desierto en color.
El desierto es caliente de día y frío de noche. “El desierto es una tierra fría con un sol ardiente” dicen los tuaregs. Tierra estéril y fértiles oasis, arena y piedra, llanura y altas montañas. “La relación entre todo ello es un equilibrio inestable”, dice el autor de Espiritualidad del desierto.
Polos opuestos como imagen de la vida misma, marcada por tensiones y rupturas. Lugar de muerte y lugar de vida, icono elocuente de la existencia humana.
No hay que olvidar que Cristo se retiro al desierto para prepararse a entrar en la vida pública, allí fue tentado y salió fortalecido como hombre para emprender la enseñanza de su doctrina y su entrega en la cruz para remisión de los pecados.
Los cristianos han tenido muy en cuenta el desierto en lo que tiene de retirada y ascesis del alma. El libro de Gisbert Greshake,Espiritualidad del desierto, es amenos e ilustrador del desierto como geografía y territorio de la vida espiritual.
Gisbert Greshake (Alemania, 1933) estudió en Münster y Roma. Trabajó como asistente de W. Kasper. En 1972 consiguió la cátedra de Teología dogmatica e historia del dogma en Tubinga. De 1974 a 1985 fue profesor en la Facultad de Teología católica de Viena. Y desde 1985, de Teología dogmática y ecuménica en Friburgo de Brigovia.