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Opinión:

¿Qué les voy a contar…?

Por Concha Pelayo (*) Miembro de FEPET (**)

viernes 17 de noviembre de 2017, 21:48h
¿Qué les voy a contar…?

18NOV17 – ZAMORA.- Hace unos días me comentaba un amigo que hace tiempo que no escribo ningún artículo de opinión. Es verdad, respondí. A ver si me motiva algo. Precisamente, hace un par de días, el programa de una cadena de televisión trataba sobre el año 1977 cuyo título rezaba: “Dónde estabas entonces…?

Agustín García Calvo
Agustín García Calvo

Inmediatamente se me encendió la lámpara y recordé lo que ocurría en mi vida en aquella época. Había regresado a Zamora procedente de Barbastro (Huesca) cuna de Monseñor Escrivá de Balaguer y Cendrá, donde había pasado ocho años en aquella localidad pirenaica por motivos de trabajo. Y fue en aquellas fechas, al regresar a mi tierra cuando yo empecé a escribir artículos de opinión en la LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA y casualmente me topo con uno de ese año, 1977 que titulo EL NO DEL PROGRESO. Por su vigencia, pese a que han transcurrido 40 años, voy a transcribirlo en su totalidad.

EL NO DEL PROGRESO (1977)

Tuve el privilegio de asistir, al igual que otras muchas personas, a la conferencia que dio el profesor Agustín García Calvo en el Colegio Universitario y que tituló “El capital de la Cultura”.

Fue un privilegio escucharle porque no es común oír a un orador de tan versada dialéctica, perfecta modulación de voz, además de la propia convicción de las ideas que expuso.

El tema, interesantísimo, fue esclarecido con multitud de ejemplos que, al fin y al cabo, es lo que puede convencer al profano. Pero al margen de lo allí expuesto y a modo de prólogo,, citó la conveniencia del “no progreso”, aludiendo al derecho de la existencia de la vida, dejando entrever que el progreso, como hoy se concibe, rompe el equilibrio de la propia existencia.

No cabe duda que la tecnología de la ciencia ha beneficiado a la humanidad; las máquinas han sustituido la mano del hombre haciendo con ello más llevadero el trabajo. Pero este progreso actual, desatinado, está poniendo en peligro, ya no solo la felicidad del hombre, sino la duración de la existencia. Puede que haya que poner un STOP al progreso ya. Hemos llegado a un punto en que corre peligro la humanidad. Cada vez se fabrican nuevos modos de matar. Se sabe que existen bombas mortíferas que esperan el momento de ser puestas en acción. Todas tienen sus nombres. .Son criaturas del terror creadas por el infatigable afán de progreso del hombre. A la última se la ha llamado “bomba de neutrones” que tanto ha dado que hablar.

No seamos ingenuos y tomemos esas cosas como si fueran bromas. Se sabe que existieron civilizaciones anteriores a la nuestra hace miles de años, tal es el caso de la inquietante Atlántida que no se sabe cómo, pero que desapareció, y por los vestigios que han quedado de ella, se barrunta que había llegado a una progresión de gigantescas proporciones y que quizás lo avanzado de su técnica fue lo que la destruyó.

Este es un tema que se presta a multitud de conjeturas pero que no soy yo la indicada para adentrarme en lo apasionado de su contenido pues carezco de datos y, obviamente, de preparación adecuada.

Las mentes de un elevado intelecto como la del profesor García Calvo que, al parecer y por lo que interpreté a través de sus palabras, está interesado en dar charlas o conferencias al respecto, (y podría deleitarnos con su prosa si hubiera un número suficiente de personas que estén interesadas en escucharle), a todos los .que lo deseen podrán manifestarlo en la Caja de Ahorros Provincial, -así lo expresó el profesor García Calvo-. Depende la realización de estas charlas de que haya un abundante auditorio.

Pienso que merece la pena escuchar las teorías del profesor y los argumentos que empleará a favor del “no progreso”.

Particularmente me mueve un gran interés en que se lleven a cabo y desearía que cuantos asistimos a su conferencia sobre el “Capital de la Cultura” les hubiese despertado el mismo interés. “

Han pasado 40 años y los vaticinios del profesor se están cumpliendo. Echamos de menos aquellos intelectuales que nos ayudaban a pensar. Hoy, los intelectuales brillan por su ausencia. Las tertulias televisivas son bodrios, los periódicos se venden a los partidos políticos y éstos a las grandes compañías, al PODER DEL DINERO. ¿Qué les voy a contar que no sepan?

Nota.- Agustín García Calvo fue mi primer profesor de Latín en el Instituto Claudio Moyano de Zamora, le escuché muchas veces en la Escuela de SABIDURIA POPULAR en el Cuartel Viriato cuando fue tomado por miles de zamoranos, le oí innumerables conferencias en Zamora en diferentes foros y aprendí mucho de él. También asistí a su entierro donde varias voces cantaron sus poemas, incluso Amancio Prada. También participé en un taller de teatro para declamar sus textos. Todo un honor para mí.

(*) Concha Pelayo es escritora y miembro de AECA

(**) FEPET es la Federación Española de Periodistas y Escritores de Turismo y Gastronomía

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