Valencia de Don Juan

El origen de la antigua Coyanza hay que situarle entre los siglos XIII y X antes de Cristo. Los restos se encuentran donde se alza su fortificación, la estrella indiscutible de la villa. Los suevos y los musulmanes habitaron el lugar, que llegó a ser sede del Concilio de Coyanza, que convocado por el Rey Fernando I y su esposa La Reina Doña Sancha, en 1.055.atrajo a nobles, abades y obispos.

Con más de 5.000 habitantes da servicio a 18.000 personas de la comarca. Su alcalde, Juan Martínez Majo, que lleva al frente del consistorio desde hace seis legislaturas, es un enamorado de esta tierra, pese a reconocer que no es natural del lugar, al que define como un enclave ideal para disfrutar del descanso, rodeado de naturaleza, habla de su clima especial. Por ello, ha experimentado un crecimiento urbanístico con la construcción de viviendas de vacaciones, una parte principal ocupada por asturianos. A esta localidad se la llegó a denominar popularmente como “Valencia de la O”, debido a la abundancia de matrículas de Oviedo que circulaban cuando las identificaciones automovilísticas eran provinciales.

Y es que, parece ser, el clima seco es muy apropiado para los asturianos que padecían afecciones bronquiales como consecuencia de sus trabajos en la minería y por ello escogieron el lugar como segunda residencia.

Su población se triplica en época estival y por ello el turismo es un importante segmento de su economía, dado que el sector primario de la agricultura y ganadería no supone ya más de un seis por ciento del presupuesto. Precisamente, el aluvión de visitantes que registra en los tres meses de verano, la hizo acreedora al título de “La Marbella del Norte”.

En Valencia de Don Juan se asiente una fábrica de cerámica considerada la más grande de Europa.

El alcalde se siente especialmente orgulloso del complejo “El mundo del agua”, un espacio al aire libre de piscinas y espacios recreativos que recibe al año 266.000 accesos. El recinto dispone de piscina olímpica, una infantil y otra lúdica con toboganes, además de una zona familiar y de juegos acuáticos interactivos. Además, hay que sumar al complejo 130.000 metros cuadrados de zonas verdes y canchas polideportivas.

El visitante lo primero que se interesa es por conocer el vistoso castillo, que fue mandado construir por don Juan de Acuña y Portugal y por su mujer Teresa Enríquez en la segunda mitad del siglo XV. Desde su atalaya sobre el rio Esla se vigila la comarca. En la actualidad el recinto, que acoge en la Torre del Homenaje el Museo del Castillo de Valencia de Don Juan, es utilizado como escenario de diversas manifestaciones culturales.

Valencia de Don Juan, que llegó a contar con trece iglesias, entre ellas una sinagoga judía reconvertida más tarde al cristianismo, solo tiene en pie hoy dos, la de San Pedro Apostal y la de Nuestra Señora del Castillo Viejo. La primera, actual parroquia, tiene como principal patrimonio el retablo del altar mayor, obra de Guillermo de Doncel, hecho en 1543 para la desaparecida iglesia de San Salvador y reciénteme rehabilitado. En la capilla del Cristo de Santa Marina está el retablo que se trajo de su anterior templo.

En la iglesia de Nuestra Señora del Castillo Viejo hay que resaltar la imagen gótica del siglo XIII de la Virgen del Castillo Viejo, patrona de Valencia de Don Juan, y un retablo dedicado a la Pasión de Cristo, fechado en el siglo XVI.

La Casa de Cultura acoge el Museo de la Indumentaria Tradicional Leonesa, también, visita obligada, que muestra una colección de las formas tradicionales de vestir de las gentes de las diferentes comarcas leonesas. Es el único museo de estas características de la provincia de León.

La naturaleza es otro de los patrimonios de la ciudad leonesa, que tiene espacios tan singulares como el Jardín de los Patos, el parque por excelencia del lugar pensado para el descanso y los paseos.

Las orillas del río Esla han sido acondicionadas con paseos y un carril bici. Otro espacio de grandeza visual es el la Vía Verde, que sigue el trazado de la antigua vía del tren y que une diferentes localidades. Y, en fin, el Cachón de la Isla, una senda peatonal y cicloturista.