Mis queridos políticos

Es por ello que me nace hacer este extraño homenaje a quienes todo el mundo vapulea gratuitamente y cada vez con más desenfado y con cierta razón, dadas las circunstancias mundiales de corrupción. Pero, un páncreas no es responsable de tener cáncer. Si la sociedad con poder electoral no se familiariza con lo que debe ser la política, no debería extrañarnos que surjan aquellos “líderes” de Poder por el Poder y que la política quede lejos y ajena a sus íntimos quehaceres de usufructo personal.

La multitud repudia que haya familias completas que se perpetúan en los poderes políticos y a mí me parece que la razón es clara: Dichas familias de políticos conllevan una forma de vida que traspasan a sus parientes, amigos y descendencia, porque el barco no puede quedar sin timón. Por lo tanto, si nadie más desea dedicarse a la política por el bien común y asido a una verdadera vocación de servicio público, no es ilógico que quienes se encuentren en el área recomienden a los suyos, como adeptos y seguidores para los cargos públicos vacantes.

Ser político hoy en día en que la gente está tan atrevida e insolente; en que las necesidades son múltiples y variadas; en que la democracia se ha confundido con la anarquía; en que existe –como Dios manda- una sobrepoblación humana y dentro de la cual se ha enseñoreado la droga, no cabe duda que es una gran proeza dedicarse a la política verdadera. Lo grave es, que los vivaces ignorantes, alertados por el alejamiento de aquellos intelectuales y verdaderos conocedores de la filosofía política, hagan usufructo de la abulia social.

Hoy, aunque cada día más se confunde La Política con el actuar de los partidos políticos. Afortunadamente aún existen buenos representantes de los últimos, que hacen política seria y no desvirtúan los valores del verdadero quehacer político. Admiro a unos cuantos de diversos partidos, aún cuando exhiban sus debilidades y fallas humanas a diario. Por lo menos, están haciendo algo… gastando sus vidas en favor de la sociedad chilena, aunque su tajada personal de la torta sea mucho mayor que la que se reparte a la población.

Salvo escasas excepciones, es extraño que un político de alma, porque no me refiero a los politiqueros, quiera algo malo para su país. Por eso, las campañas, de tan similares anhelos y promesas, podrían llegar a ser promovidas y transcritas en una misma imprenta, modificando solamente los logos de los partidos.

Por eso, gracias a todos los respetables políticos y a los otros, porque indudable es, que una deficiente democracia es altamente preferible a una “buena” dictadura.

(Primavera Silva Monge – Santiago de Chile, 04 julio 2016)