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Memorias: Así fue y así lo voy a contar

Yo, El Azafato (XXII)

Por Quino Moreno

martes 28 de abril de 2015, 01:05h
Yo, El Azafato (XXII)

Los difíciles años 90’s

Los años 90 y 91 fueron de muchos movimientos sindicalistas en Iberia sobre todo por los llamados sindicatos de élite, pilotos y controladores. Empezaban a desaparecer Direcciones Generales muy vinculadas al Ejercito de Aire como era la Dirección General de Aviación Civil así como la Dirección de Aeropuertos ya que en aquellos momentos, gobernando el PSOE, empezó a mover ficha para que las Direcciones Generales bajo el mando militar pasara a lo civil como pasó con La Guardia Civil, la Policía, CNI y muchas más y aunque no se notaba mucho, si había un malestar en algunas que no se resistían a abandonar la hegemonía militar y pasarla a lo civil. Lo cierto es que luego hubo muchas controversias (como la ocurrida con el que fue Director de la Guardia Civil y también con el tema de los GAL) Pero aquí lo que toca, es el tema aeronáutico, que también tuvo sus más y sus menos.

En Iberia el sindicato de Pilotos Sepla, convocó entre el año 90 y 91 varias huelgas reivindicativas todas ellas dirigidas al tema salarial y de programaciones, cursos de formación y otros.

Nuestra revista CERO 82 estaba siempre alerta de los acontecimientos que se desarrollaban en el mundillo de la aviación y turismo a diario; de hecho por mi parte tuve algunos muy desagradables en lo que tocaba a servicios abordo. Cuando uno está en las cosas de escribir y tiene una publicación en la calle, siempre va con ese olfato de querer saber el porqué y la razón de las cosas y la verdad que aunque mi profesión de sobrecargo me encantaba, también tenía el gusanillo de denunciar las cosas que no veía justas y así muchas veces, se anteponía la vena periodística a mi vocación de tripulante de cabina de pasajeros.

Llevando On Board News en la Revista AIRLINE, revista de aviación comercial y aeropuertos, la atención que le ponía a los servicios que se daban a bordo, era siempre una de mis prioridades, tanto en la calidad, presentación, avituallamiento, etc. pues había líneas en que tocábamos dos o tres ciudades europeas con sus diferentes catering. Así que como siempre pasa, empecé a no ser muy grato entre el personal de Mayordomía sobre todo en España ya que desde mis páginas en la Revista, escribía de las cosas que no me gustaban como se estaban haciendo sobre todo, en Iberia. En un artículo que escribí y el cual en negrillas, titulaba “El servicio abordo de Iberia en manos de Ingenieros Aeronáuticos” fue como una especie de bomba pues en el citado artículo, relataba como ingenieros aeronáuticos estaban de jefes en lugares que de cualquier modo, correspondía a personas vinculadas con el servicio y con el pasaje. Al mismo tiempo, revindicaba la presencia de compañeros, profesionales con una larga experiencias en el mundo de la hostelería y que estaban en ese momento en la compañía y que fueran ellos, los que se responsabilizaran o que por lo menos, fueran asesores dentro de esa división que era la Dirección General de Abastecimiento de Aviones. Nada más y nada menos. Yo comprendía que no había suficiente industria aeronáutica para dar cabida a todas las promociones de Ingenieros Aeronáuticos pero de ahí a diseñar un plato de comida, iba un abismo. Desde ese momento me di cuenta que cuando había un embarque de comida sobre todo en Madrid, me miraban con otros ojos y en la flota empezaron a mandarme más inspectores de lo normal. Esto me envalentonó más y empecé a conocer gente que trabajaba en esos departamentos y que comenzaron a contarme cosas que me dieron toda la razón. Así, mis denuncias cada vez se escuchaban más como cuando, con los asientos numerados, te mandaban al pasaje en mogollón y se formaba un atasco tremendo en el pasillo. Así que pasé de escribir a asesorar cosas que eran tan simples que hoy mismo, sería impensable que sucedieran. Es más, logré que se hiciera para mis compañeros los sobrecargos, un block de notas de incidencias abordo. Esto que os estoy contando -que parece una tontería- casi me cuesta el puesto de sobrecargo pero en el fondo y en la forma, tenía compañeros que estaban de acuerdo conmigo y al final me sentía arropado pero hubo momentos en que pensaba que porqué, me metía en estos fregados.

Ahora que estoy fuera y mirándolo bajo otro punto de vista y a la distancia, admiro en este país a la gente que con su pluma, están sacando tanta mierda fuera y que la mayoría de la gente no conocemos.

Unas de las cosas que me contaron los compañeros y que luego aprendí pues llegué a tener un puesto en inspección de Catering, fue lo importante que es saber hacer un análisis crítico de las bandejas que luego, se van a servir abordo. Cuando un catering te presenta los menús que más o menos tienen para cada servicio, su negocio es sobrecargar la bandeja y os pondré un ejemplo para su mejor comprensión: si en una merienda van dos bollos y tres galletas, cada paquetito de 3 galletas puede significar una cantidad de dinero enorme sabiendo que un vuelo Nueva York Madrid, lo realizan casi 150.000 pasajeros al mes así que si calculamos, que el valor de las galletas podía ser en aquella época de cinco pesetas, podéis imaginar el ahorro que podría significar eliminar de la bandeja las dichosas galletitas. Lo mismo pasaría con una aceituna de más, una anchoa en vez de media y así con cada ítem que cargara la bandeja. De este modo podíamos conseguir que sólo con la configuración adecuada o idónea de la bandeja –y sin menoscabo de su calidad-, introducir al presupuesto de catering de la compañía un considerable ahorro de muchos millones de pesetas de aquella época.

Esto empezó hacerse con personal de vuelo y sobre todo aprovechando la profesionalidad de los compañeros que tanto años habían estado trabajando en el sector de la hostelería y entonces a partir de estos análisis, cuando se iba a la contratación en los Catering siempre se iba en pareja, -como la Guardia Civil- con el personal de tierra (que podía ser el ingeniero) y personal de vuelo que casi siempre era un sobrecargo.

En una de mis primeras contrataciones en México, acompañado con el compañero de la Dirección General de Abastecimiento, en este caso un ingeniero aeronáutico, desde principio pusimos las bases que ya estaban escritas: él se dedicaría al dinero y yo a la gastronomía para evitar que los responsables del Catering nos quisieran meter un gol. Como así empezó desde el principio de nuestro viaje, nada más llegar a la habitación del hotel me encontré con una wellcome del Catering, que consistía en una cesta de frutas inmensa y una botella de champán francés que se me antojó de una buenísima marca; el detalle ya empezó a mosquearme y a la mañana siguiente, nos recogieron y nos llevaron al catering. Lo primero que hicimos mi compañero y yo fue de acuerdo con nuestros manuales, inspeccionar la limpieza y estructuras de cocina caliente, cadena de frío, lavandería, lavadero de carros de comida, etc. En ese aspecto no hubo inconvenientes pero surgió el primer problema cuando el director del catering se enteró que yo era sobrecargo y que hacía muchas preguntas. Una de ellas y que cayó como un tiro, fue que quería ver los camiones que acercaban el servicio al avión porque mi preocupación era que no se rompiera la cadena de frío en la pista. Me di cuenta que los pillé desprevenidos pero me acerqué al muelle y me metí en uno de los camiones y vi incluso algunos cargando, y que no tenían aire acondicionado. Lo advertí y la visita empezó a crisparse. En México estaban la mayoría de los catering así que la competencia era grande pero la verdad que nosotros estábamos en uno de los mejores: el Skay Chef así que después del tropiezo de los camiones, todo fue como la seda e incluso hicimos un buen trabajo ya que los chefs se volcaron con nosotros y sacamos una negociación con las tres B: Buena, Bonita y Barata.

No fue así en cambio, en una inspección en La Habana ya que mi compañero denunció a un ruso que nos acompañaba en la visita a las instalaciones. Le dijo que el catering dejaba mucho que desear sobre todo, porque las moscas se paseaban a sus anchas y que a lo mejor nos planteábamos traer el suministro desde España ida y vuelta en Bodega.

A los cinco minutos estábamos sentados delante de un coronel del Ejército de la Revolución que nos dijo: (esto habría que decirlo con acento cubano)

-“Mirad compañeros nosotros somos amigos de España es más, somos amigos de Felipe Gonzáles y de Juan Carlos Rey de España, así que este catering es el mejor del caribe y tiene la garantía de las inspecciones del gobierno ruso de hecho, su director es uno de los mejores profesionales de catering en Rusia, así que vamos a tener la velada en paz y tomarnos un roncito y aquí se acabó”.

Yo ya me veía en Cayo Coco así que fui el primero en decirle que no había ningún problema y que lo de las moscas. no nos habíamos dado cuenta que eran en realidad, de las instalaciones de la limpieza y la verdad que fue así porque nada más salir al muelle desde la cocina caliente, le dije a mi compañero ingeniero que no sabía con quien nos jugábamos los cuartos.

Pero más fuerte fue lo que sucedió en nuestra Revista CERO 82. Estábamos a punto de salir -de hecho normalmente era a primero de mes cuando la poníamos en Correos-, pero en aquel mes Nicolás, se había retrasado en el editorial que yo estaba esperando como agua de Mayo para mandarla a la imprenta así que después de hablar con él, me quedé esperando hasta muy tarde a que viniera. Cuando llegó traía unos ferros del periódico Diario 16 que en su portada y en negrillas traía el siguiente titular: ¡Me da vergüenza ser piloto en España! y se publicaba también, la nómina con su sueldo con la extra de Julio con un montante de casi un millón y medio de pesetas. En ese preciso momento demudé la coló; no daba crédito a lo que estaba leyendo y casi sin poder hablar le dije: “esta noticia revienta la huelga de pilotos de Iberia” pero también nos reventaba a nosotros ya que pensaba que a ver como andaríamos vivos por los aeropuertos a partir de aquel momento sobre todo, un servidor que como sabe todo el mundo, que volábamos juntos con Nicolás desde hacía un porrón de tiempo; Me van a machacar los comandantes pensaba- cuando vuele con ellos.

No me hizo ni puto caso y me dijo: “¿no estabas esperando la editorial? pues ya la puedes mandar a la imprenta”. En el fondo y sabiendo lo que se venía encima, yo estaba orgulloso de esa postura ya que mis compañeros estaban siendo vilipendiados en la mayoría de los vuelos a causa de los retrasos. Los pilotos iban encerrados en la cabina así que toda la furia de los pasajeros por los retrasos se volcaba en nosotros que éramos los que teníamos que dar la cara y a su vez, no podíamos dar muchas explicaciones por la cuenta que nos traía. Al final lo celebramos tomando unos Güisquis y esperando que llegaran a VIP’S, los primeros ejemplares de Diario 16. Cuando los tuvimos en nuestras manos casi dijimos los dos a la vez: ¡Se acabó la huelga! y así fue. Ese mismo día fue suspendida. Estaba claro que cobrando un millón y medio no se podía estar puteando a los pasajeros.

Esto trajo sus consecuencias sobre todo a nosotros ya que algo repercutió en nuestras vidas. Desde luego más a Nicolás que a mí, fue persona non grata de cara a sus compañeros y yo fui a su rebufo.

Lo que yo no sabía era que Nicolás (como siempre) se guardaba un as en la manga que en el próximo capítulo les contaré.

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