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Marruecos, uno de los tres países más acogedores del mundo

Marruecos, uno de los tres países más acogedores del mundo

Un buen lugar para comprobarlo es Ouarzazate

sábado 25 de octubre de 2014, 00:50h

Por Enrique SanchoMiembro de FEPET
Solo la pequeña y fría Islandia y la lejana Nueva Zelanda se sitúan por encima de Marruecos como países más acogedores para los turistas extranjeros, según un nuevo informe del Foro Económico Mundial (WEF) que ha analizado distintos comportamientos de 140 países.

Marruecos, uno de los tres países más acogedores del mundo
Marruecos, uno de los tres países más acogedores del mundo

El Reino de Marruecos ocupa la tercera posición y ha logrado la mención de “muy buena acogida” a solo una décima de punto sobre los dos primeros. Esta iniciativa tiene como objetivo, según el WEF, evaluar la capacidad de los países para abrirse a la diversidad cultural de los turistas extranjeros. Un gran reto para el turismo en la era de la globalización. Marruecos ha sabido combinar los requisitos y las costumbres occidentales con su idiosincrasia cultural sin negar su alma e identidad.

Los españoles saben bien de esta disponibilidad marroquí. España y Marruecos han sido vecinos desde siempre y en las relaciones ha habido de todo, pero más cosas buenas que malas. Marruecos y España están, por tradición, por historia y, por supuesto, por geografía destinados a entenderse. En el plano turístico ahora más que nunca las cosas están en el buen camino. A finales de 2013 Mohamed Sofi, un veterano profesional que lleva más de 25 años trabajando en la Oficina de Turismo de Marruecos, ha sido nombrado director de dicha oficina. Con él resulta fácil entenderse.
“Dada la situación estratégica de los dos países –comenta Sofi– siendo el cruce entre las dos culturas occidental y oriental y compartiendo la misma zona del Mediterráneo (orillas Norte y Sur), España y Marruecos mantienen buenas relaciones en varios ámbitos incluido los turísticos. De hecho, algunos TT.OO. programan un destino mixto sobre todo a nivel cultural como las ofertas del Legado Andalusí.”
España representa el segundo país emisor para Marruecos y la cifra de turistas se acerca al millón. Sin duda uno de los destinos más buscados es la imperial Marrakech, pero no es el único. “Marruecos como destino turístico es conocido por su oferta diversificada y asequible –indica Mohamed Sofi–, responde a todos los gustos de los viajeros españoles que quieren pasar sus vacaciones en algunos de los destinos, dependiendo de los segmentos, muchos elijen, en efecto, la perla roja Marrakech conocida por su plaza Jamaa el Fna , que es patrimonio oral universal declarado por la Unesco, otros prefieren hacer la ruta cultural de las Ciudades Imperiales, algunos también se muestran fascinados por el turismo de aventura y prefieren la Zona del Atlas y sus pueblos bereberes, amables y hospitalarios o la Ruta de la Kasbahs y el Desierto con sus dunas y oasis. Sin olvidar, los que optan por las costas marroquíes y sus resorts de ultima generación, a la hora de decidir pasar sus vacaciones de verano”.

Ouarzazate, un lugar para descubrir
El director de la Oficina de Turismo de Marruecos en España, Mohamed Sofi destaca que “Ouarzazate, es cruce de caminos entre los valles del Draa, del Dades y del Ziz, además de guardián de los tesoros más buscados por los grandes de Hollywood, por su luminosidad excepcional y decorados naturales impresionantes. Oasis de color arena, la ciudad esconde un tesoro turístico, la Kasbah de Taourit, además en sus proximidades una Kasbah bellamente conservada declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, Ait Benhaddou. Además su artesanía especializada en el tejido de alfombras, la confección de joyas o el modelado de cerámica y de alfarería es conocida en el mundo entero. Por lo tanto, la nueva ruta promete éxitos para el desarrollo turístico de la zona”.

Ouarzazate bien puede ser considerada la puerta del desierto, el camino para descubrir las maravillas del sur y el este marroquí, con su cultura peculiar, sus paisajes asombrosos y su estilo de vida singular. Esta región, todavía no muy abierta al turismo, permite conectar con sus gentes y comprobar que, en efecto, pertenecen a uno de los pueblos más amigables y acogedores con los visitantes extranjeros. Pero antes de emprender la marcha, vale la pena disfrutar de la ciudad y sus alrededores, desde contemplar los preciosos manuscritos de la biblioteca de la zaouïa de Tamgrout hasta probar los dátiles Deglet Nour que se pueden saborear con un té de menta en el palmeral de Amazraou. A 5 km, la fama de la alfarería de Zagora solo se puede comparar a la de las joyas y alfombras bereberes del magnífico zoco de Rissani.
Es desde aquí de donde parte la Ruta de las 1000 cashybas, de Ouarzazate a Boumalne, recorriendo el árido valle del Dades, jalonado de casbas y pueblos fortificados singulares. Al igual que en Tidrheste o en Tiflit, a veces hay que saber desviarse de la carretera si se quiere descubrir las viviendas de adobe típicas de los bereberes. Es el momento preciso para hacer una pausa refrescante en el palmeral de Skoura. Después de Tinghir, llegan las magníficas gargantas del Todra, cuyas paredes se van estrechando y haciéndose más verticales hasta llegar a los 300 metros. Una pista permite llegar a Boumalne por las gargantas del Dades. En función de la luz del día, la roca se tiñe de rosa, rojo, naranja o malva. Al sur de Boumalne, empieza el yebel Saghro y sus 150 especies de aves presentes en el Valle de los Pájaros. Las vistas panorámicas desde el puerto de Tizi-n-Tazazert son extraordinarias.
Siguiendo la excursión a lo largo del Dades, se atraviesa el país de las rosas, El Kelaât M'Gouna, pueblo fortificado donde se fabrica el agua de rosas tan preciada por su color y aroma. Subiendo por el valle de M'Goun hacia el norte, se llega a un lugar mágico, sobre todo entre finales de abril y junio, porque en esta época, todo el valle está cubierto de rosas salvajes que crecen en tupidos setos. Cada año en el mes de mayo, aquí se celebra la fiesta de las rosas, que ocupa un lugar importante en la cultura marroquí. Como muestra de hospitalidad, se regala una rosa a los invitados antes de sentarse a la mesa, una costumbre que perdura en Marruecos.

Deporte o relajo
La ruta hacia el sur se extiende por el valle del Drâa, que irriga en casi 200 kilómetros un estrecho oasis donde crecen dátiles y hennas. El ksar de Tissergate, uno de los ksour que jalonan el valle, alberga el museo de artes y tradiciones que recoge numerosos objetos de la vida cotidiana y de la artesanía bereber. M’Hamid es el punto de salida de las excursiones saharianas. Hay mucho para elegir, a pie, a caballo o en todoterreno, el Gran Sur regala sus variados paisajes a todos los deportistas. También es posible acompañar a los nómadas durante la trashumancia de los rebaños desde el Gran Atlas hasta el yebel Saghro. Los senderistas podrán intentar coronar este yebel, más difícil y desnivelado, atravesando cañones y picos antes de llegar a la cumbre: Amalou N’Mansour (2712 m). El ascenso al monte M'Goun, la segunda montaña de Marruecos (4068 m) se realiza en seis días, las vistas desde allí son fascinantes, con las planicies agrícolas al Norte y el Sáhara al Sur. Los amantes de los deportes mecánicos podrán divertirse a lo grande en las dunas de Chigaga, donde dispondrán de 40 km para recorrer en quad, todoterreno o buggy, sin olvidarse del consabido respeto por la naturaleza y el medio ambiente.

Y los que prefieran algo más tranquilo pueden apuntarse a una de las mejores maneras de luchar contra el estrés urbano, que consiste en regalarse un descanso en pleno desierto con estancias en una jaima (a veces muy lujosas). También se pueden hacer cursos de meditación, pintura, yoga... Uno de los beneficios muy solicitados es el baño de arena, que es una de las especialidades del valle del Draâ, por sus propiedades curativas pero también porque ayuda a mejorar el aspecto de la piel.

Y como una singularidad especial, vale la pena visitar los lugares que han servido de escenario a grandes producciones y que los grandes estudios han sabido sacar partido de las condiciones que aquí disponen, tanto por el clima constante como por los grandiosos paisajes. Es más, el último estudio construido es el más grande del mundo. Desde “Lawrence de Arabia” hasta “Astérix y Obélix: misión Cleopatra”, pasando por “El cielo protector” o “Gladiator”, las grandes producciones han dejado aquí sus decorados para que pueda ser visitados.
Más información:
Oficina Nacional Marroquí de Turismo
c/ Ventura Rodríguez, 24 28008 Madrid
Tel. 91 541 29 95
www.visitmorocco.com

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