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Un recorrido poco conocido por Hungría

Ayuntamiento de Kecskemét
Ayuntamiento de Kecskemét

Por Pablo Martín Cantalejo – Miembro de ACLEP-FEPET

miércoles 22 de octubre de 2014, 11:21h

   Hungría es un país con un 50% de territorio llano, registrando su mayor altura en el monte Kekes, con  1.015 metros, y está surcado por dos ríos, el famoso Danubio, que recorre el país de norte a sur durante 417 kilómetros,  y el  Tisza; ambos dividen la nación en tres grandes regiones.

Museo del Carnaval de Mohács
Museo del Carnaval de Mohács
La plaza mayor de Pécs
La plaza mayor de Pécs

Clima continental, con inviernos fríos y veranos templados y calurosos,  está poblado por cerca de once millones de habitantes, que en su mayoría profesan la religión católica. Es un estado miembro de la Unión Europea, de la OTAN y de la OCDE, aunque conserva su moneda propia, el florint  húngaro, a un cambio muy normal de 305 florintos por un euro.

   Hungría tiene una gran cantidad de fuentes termales, que se traducen en otros tantos balnearios, que se acercan a los 1.300; hay 11.000 kilómetros de senderos turísticos señalados, diez parques nacionales, 170 áreas de protección del medio ambiente, 21 trenes de montaña y 22 regiones vinícolas con denominación de origen, con una importante variedad de buenos caldos, que acompañan a una gastronomía también interesante y variada, cocinada con gusto exquisito.

Para los amantes del turismo en bicicleta cabe consignar que por toda la nación se cuenta con senderos adecuados, y asimismo en bastantes carreteras y en las poblaciones principales, empezando por la propia Budapest.

   Como Budapest, la gran capital, es muy conocida por muchos lectores, prefiero ofrecer en esta ocasión un muy interesante recorrido por varios itinerarios del país, visitando localidades muy singulares. Y la primera de ellas, saliendo desde Budapest, se llama Kecskemét, habitada por unas 140.000 personas, y está considerada como la capital agrícola de Hungría. Aquí nació el compositor Zoltan Kodály; para los aficionados a la gastronomía, hay que destacar que existen grandes plantaciones de albaricoques, con cuyo producto se crea un exquisito brandy llamado barackpálinka.

   Destacamos el edificio del Ayuntamiento, cuya fachada contiene un carillón con cuatro filas de campanas; también la catedral, una mezquita, un museo del bordado y varios interesantes edificios de originales fachadas.

   Poco más  adelante,  Kalocsa, con 8.000 habitantes posee un magnífico palacio barroco y una bella catedral, junto a un museo del pimentón (paprika), cuyas plantaciones rodean la localidad. Pocos kilómetros después podemos hacer un breve alto para visitar el molino de San Nicolás, un antiguo ejemplar cuyo molinero “aficionado” es el jefe del Departamento Financiero del Ayuntamiento de Mohács, localidad ésta con 20.000 habitantes y que está declarada Patrimonio Cultural de la UNESCO precisamente por el famosísimo carnaval que celebra y con relación al cual tiene un museo en el que se exhiben numerosos trajes confeccionados con pieles y grandes cornamentas, con unas máscaras extrañas y “asustadizas”.

   Una de las joyas de Hungría es la ciudad de Pécs, con 170.000 habitantes que en el pasado 2010 fue Capital Europea de la Cultura. Ciudad dos veces milenaria, ofrece al visitante una amplia colección de espléndidos palacios , así como la mezquita Bajá Gazi Kasim, la mejor conservada de Europa Central; una sinagoga, una original basílica de San Pedro, con cuatro torres, y una impresionante necrópolis paleocristiana con cámaras funerarias y frescos muy bien conservados de la época romana. La plaza Széchenyi es un bellísimo conjunto de edificaciones. Cerca de ella el histórico hotel  Palatinus, en el que Bela Bartók ofreció varios conciertos de piano.

   Pécs también es conocida por su histórica fábrica de porcelana y cerámica, fundada por Vilmos Zsolnay, famosa mundialmente y que sigue en pleno funcionamiento, con un museo que alberga más de 8.000 piezas a cual más bella.

   La ciudad tiene cuatro teatros, una orquesta filarmónica y varias salas de arte y museos.

   Decía líneas arriba que Hungría posee gran cantidad de fuentes termales y balnearios, y uno de estos es el de Harkány, siempre frecuentadísimo, desde el que nos dirigimos a  Siklós para visitar  su viejo y modesto castillo restaurado.

   En Villány,  capital de una de las mayores regiones vinícolas de Hungría, es interesante visitar las bodegas Gere, que produce varios tipos de caldos, a cual mejores, que se pueden saborear en las catas que organiza la empresa.

    Es apetecible una parada en Bikal para visitar un parque temático muy amplio, donde los pequeños cuentan con multitud de atracciones y juegos, paseos en coche de caballos y, por supuesto, ataviarse ellos e incluso sus padres, con atractivos trajes medievales.

   Balatonfüred, con unos 13.000 habitantes, es un lugar idílico, junto al gran lago Balaton–que atravesamos durante diez minutos en un ferry-, el mayor de Hungría y al que los húngaros consideran como su mar. Deportes náuticos, baños y unos entornos muy bellos, ajardinados y con profusión de bares y restaurantes. El lugar siempre ha sido atracción de personajes famosos gracias a su balneario.

   Por carreteras muy aceptables, y algunas buenas autopistas, donde con frecuencia postes y farolas aparecen adornadas con floridas macetas, arribamos a Veszprém, ciudad universitaria e industrial, destaca en ella la llamada Torre de Vigilancia, junto a la que se recorre parte de la muralla para luego ascender, entre lujosos palacios, hasta la catedral de San Miguel, en una plaza con una bella columna dedicada a la Santísima Trinidad.

   Vamos hacia el final de nuestra ruta pasando por Tihany, pequeña y muy pintoresca localidad, con un mirador sobre el Danubio del que ofrece una vista impresionante; también conserva una abadía benedictina fundada en l.105.

   Terminamos nuestro recorrido, que puede hacerse en cinco días, en Székesfehérvar, ciudad con 100.000 habitantes, conocida como Albia Regia por los romanos. Un jardín conserva las ruinas de una basílica dedicada a la Virgen en la que se coronaron 38 reyes de Hungría. Tiene una notable catedral, dedicada a San Esteban, santo del que se conserva un hueso en una urna a la vista. Dato curioso: La Farmacia del Águila Negra es la más antigua de Hungría y hoy está convertida en museo.

A pocos kilómetros tenemos Budapest, pero por esta vez “no entramos” en ella.

 

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