POESIA
Oporto
Por Adolfo Fdo. Vera – Desde París - Francia
miércoles 22 de octubre de 2014, 11:21h
I
Llegamos a Oporto por aire, espectral
la ciudad se agrandaba como en un sueño
que algún dios antiguo olvidó de soñar
Después entre sus calles
fantasmas fuimos entre fantasmas
la historia -un papel enredado en mis zapatos- una ruina
entre las ruinas
cada fachada descascarándose
era la imagen -Oporto- de un recuerdo borroso de la muerte acumulándose
barro junto al barro
el rostro de mi padre.
II
El fin del mundo habría podido ser anunciado aquí
por un loco -otro más- que diariamente fuera
a la Iglesia del Carmen, frente a la Torre de los Clérigos, la luz
demencial del sol quemando sus espaldas
Más bien: el fin del mundo ya tuvo lugar aquí
en otro tiempo, en otra historia
la de Oporto que, en una dimensión paralela,
se detuvo, en una fecha inexpresable
Es así como, en un azulejo cualquiera
de una fachada derruida cualquiera de una calle
cualquiera -Rua Antelmo de Quental, por
ejemplo- la ruina del tiempo
aparece: moho junto al óxido, trizadura azul-verdosa
de las horas, catástrofes rojizas
de las abstracciones neo-góticas del Art Nouveau.
Allí, en ese azulejo cualquiera, insituable
en la historia como no sea si se considera a ésta
como el sueño que un espectro cuenta
a otro espectro, en ese azulejo
-estallido azul y blanco sobre un muro
ya para siempre derrumbado- vi mi rostro
reflejado -fantasma de un fantasma- como el de mi padre
muerto, como si yo fuese el muerto y él
el vivo recordándome (yo, el muerto) despiadadamente
por las viejas calles reventadas de sol
del viejo Oporto
como si yo y él no fuésemos sino dos espejismos
reflejándose el uno al otro
los dos vivos en la muerte
los dos vivos en el reflejo
de este azulejo roto por el tiempo, el óxido
y la muerte.
(De “Cuadernos negros de Paris”)
Si (
No(
